Jan Oblak, abatido tras encajar un gol en Balaídosl | MIGUEL VIDAL

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El Celta sumó su segunda victoria de la temporada al vencer al Atlético de Madrid (2-0), en un partido que se decidió en los primeros minutos del segundo tiempo con un decisivo resbalón de Godín que aprovechó Maxi Gómez para marcar y un cabezazo de Iago Aspas entre los defensas Savic y Giménez, dos jugadas claves para derribar el sistema defensivo atlético.

El plan de los entrenadores funcionó a la perfección durante el primer tiempo: orden, contención defensiva; un plan diseñado para minimizar los errores, para evitar viajes de ida y de vuelta con el equipo descolocado. No hubo contragolpes.

No hubo desbordes. Y las ocasiones con algo de peligro fueron escasas. Solo dos en la primera mitad: un tiro lateral de Iago Aspas para el Celta (minuto 19) y un disparo mucho más amenazador de Griezmann para el Atlético (minuto 26), provocado por una pérdida de pelota de Lobotka.

El primer tiempo concentró intensidad, mucho pase por la zona central, pocas aproximaciones al área y una posesión de la pelota racionada casi a partes iguales, pese al pequeño empuje del Atlético de Madrid durante los minutos finales. Nada, en definitiva, alteró el plan de los entrenadores.

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Antonio Mohamed repitió el equipo titular de la jornada anterior, que había ganado en el campo del Levante; Simeone, con cuatro cambios, sacó más músculo que el que había mostrado hace una semana ante el Rayo.

Todo cambió al comienzo de la segunda parte. El único error defensivo del Atlético lo castigó el Celta con un gol: un resbalón de Godín cerca del área lo aprovechó Maxi Gómez para marcar ante Oblak. Solo iba un minuto de la segunda mitad. Era el inicio soñado de Mohamed. La jugada del gol se inició en el centro del campo con la presión de Hugo Mallo, que obligó a Filipe Luis a retrasar la pelota, con el posterior fatalismo de Godín para el Atlético.

El equipo de Simeone no tuvo tiempo para recomponerse. Solo cinco minutos después del tanto, Maxi Gómez metió un balón en el área que cabeceó a gol Iago Aspas, solo en el momento del salto entre los defensas Savic y Giménez. El Atlético exhibió una endeblez defensiva atípica. Fue vulnerable en las pelotas colgadas en su área, como demostró Cabral mediada la segunda mitad cuando, tras una falta lejana que sacó Hugo Mallo, también cabeceó a gol ante la pasividad de Godín y Arias, un tanto que revisó el VAR y anuló por un ajustado fuera de juego Mateu Lahoz.

El Celta vivió cómodo con la ventaja de los dos goles en el marcador. Tuvo la pelota, manejada con oficio por la pareja Lobotka-Beltrán en la zona de creación.
El Atlético, pese a la presencia de Kalinic y Lemar en el campo, no asomó por la portería de Sergio, salvo una volea de Giménez. Su pequeña capacidad de reacción quedó debilitada con la expulsión de Savic.

Quedó bloqueado el Atlético, sin respuesta; dominado por el Celta, dispuesto a bailar y ser directo en su fútbol, como había dicho su entrenador antes del partido, vertical, con subidas y lanzamientos de Hugo Mallo y Beltrán, que pusieron en apuros a Oblak, un par de muestras con las que el equipo de Antonio Mohamed trituró la afamada fortaleza defensiva del conjunto de Simeone.