El centrocampista del Real Madrid, Marco Asensio, celebra su gol ante el Espanyol. | JuanJo Martín

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Un tanto de Marco Asensio anulado en primera instancia por el juez de línea y concedido por el VAR, dio el triunfo más corto del curso en el Santiago Bernabéu al Real Madrid ante un buen Espanyol, que estrelló en la madera su oportunidad de puntuar.
Nunca es fácil gestionar una resaca de noche europea en pleno maratón de partidos. Menos aún si el rival llega inspirado, como el Espanyol. Rebajar las pulsaciones y las rotaciones conllevan un peligro que esquivó un Real Madrid sin Carvajal, Marcelo, Kroos ni Bale. Buena parte de su columna vertebral.

Era el momento de mostrar si el fondo de armario madridista ha mejorado respecto al pasado curso. Uno de los que ayuda a conseguirlo es Odriozola. Puro descaro en su debut en un Bernabéu que le pesó tan poco como el escudo. Encontró una vía para correr la banda y explotar su físico. Rubi decidió cerrar por dentro para frenar la magia de jugadores como Modric, Ceballos o Isco, y regaló las bandas viendo que Nacho era el elegido para el costado izquierdo.

El Real Madrid pasó de protagonizar un vendaval de ocasiones ante el Roma a disparar una sola vez a puerta en toda la primera parte. Fue gol. Castigó el único instante de desorden defensivo del Espanyol tras perdida. Hasta ese minuto 41 fue un bloque unido que tapó espacios y fue directo cuando tuvo el balón. Las subidas de Odriozola dejaron un remate ajustado al palo de un Isco inspirado para abrir boca, pero el Real Madrid no tuvo continuidad. El 4-5-1 en fase defensivo del equipo 'perico', sus líneas juntas, se le atragantaban. Instalado en campo rival, un error podía costar caro. Varane lo cometió en un despeje que dejó muerto y provocó un tres para dos que culminó Piatti con un disparo cruzado.

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Era el aviso de un equipo preparado para castigar un mínimo error. Courtois recuperaba su sitio en Liga y tenía que responder cuando Nacho abandonaba su banda para crear peligro en ataque y Asensio chutaba al aire con todo a favor. Segundos después el hueco en el lateral era aprovechado por un veloz Hernán Peréz, que culminaba la acción con un latigazo que obligaba a intervenir al meta belga y a Casemiro salvador en el rechace.
El peligro a caer en un segundo tropiezo liguero consecutivo planeó en el Bernabéu durante todo el partido. Las ovaciones para un taconazo en movimiento de Ceballos o un baile en el alambre de Isco, sobre la línea de su propia área grande, no ocultaba una realidad que desesperaba a Lopetegui en su área técnica. Fue cuando llegó el único error del Espanyol, la carrera de Modric y el castigo en forma de disparo cruzado raso y ajustado al poste de Asensio.

El tanto era anulado en primera instancia por el juez de línea y concedido dos minutos después por el VAR. Su trascendencia se comprobaría con el paso del encuentro, sin alterar sus planes el Espanyol al ir por debajo en el marcador. Esperó su oportunidad y la pudo devolver a un error grave de Ramos, en uno de esos excesos de confianza que en ocasiones cuestan caros.

Había podido sentenciar antes el Real Madrid pero la magia de Isco desde una esquina de área buscando escuadra contraria no encontraba portería y Mariano encendía al Bernabéu, aumentaba la electricidad pero sin acierto rematador Fue cuando golpear Borja Iglesias, primero probó por bajo a Courtois y listo ante Ramos, le robó la cartera y picó con calidad el balón para que el travesaño evitase el empate. Avisado quedaba un Real Madrid que cuando buscó la sentencia se topó con un viejo amigo de la casa, Diego López. Dejó un paradón al testarazo de Ramos tras un pase medido con el exterior del pie de Isco y firmeza ante disparos de un Lucas Vázquez que busca su sitio y Marcos Llorente que tuvo sus primeros minutos del curso. Al Espanyol solo le faltó un último impulso para puntuar. Su buena imagen no fue suficiente.