Esta información forma parte del sumario del caso y está incluida en una petición hecha al instructor por los investigadores el pasado 20 de mayo, ocho días antes de producirse las detenciones, de prórroga de las escuchas a través del referido micrófono durante dos meses más.
El escrito aportado se inicia con las conversaciones mantenidas el 16 de mayo por el exjugador Raúl Bravo, presunto cabecilla junto a Aranda de la supuesta organización criminal, con el capitán del Valladolid, Borja Fernández, para quedar a «tomar un café» en un restaurante próximo a la casa de éste.
La confianza de Bravo y Aranda en los teléfonos encriptados usados permitió a los investigadores servirse de las grabaciones hechas a través del micrófono, instalado el 27 de marzo de ese mismo año tras obtener unas llaves del coche la policía con autorización judicial.
Las conversaciones mantenidas por Bravo ese día con Aranda y otros miembros de la red en torno a las apuestas que les iban a reportar grandes beneficios derivados del presunto amaño son prueba suficiente para los investigadores del supuesto fraude.
«Las conversaciones que se mantienen dentro del vehículo a lo largo del día que Aranda está en Madrid (un día después del viaje a Valladolid), no deja lugar a duda de que Raúl Bravo realizó dicho viaje a Valladolid con la intención de ofrecer una manipulación del resultado del encuentro», indican en el sumario.
El partido, de acuerdo con las apuestas realizadas por Aranda a través de una de sus casas de apuestas en Málaga, finalizó con victoria del Valencia tanto en la primera como en la segunda parte.
La apuesta efectuada por Aranda de 10.000 euros le habría reportado el doble, aunque su decisión de vincular este resultado al partido del Getafe de esa misma jornada, que habría cuadruplicado las ganancias, generó importantes pérdidas a la organización.
Además, refleja el escrito, Aranda habría manifestado en sus conversaciones en el vehículo que «habría más gente dentro del vestuario del R.C.F. Valladolid que habría aceptado la proposición».
También expresa su tranquilidad en torno a las advertencias hechas de no difusión de la información más allá del vestuario para evitar movimientos «anómalos» en las apuestas que hubieran provocado una denuncia por parte del Departamento de Integridad de la Liga de Fútbol.
Las conversaciones confirman que Aranda debe 50.000 euros a Raúl Bravo para «pagar su parte correspondiente» y a Borja Fernández por «los servicios prestados», cantidad que el exjugador, tras perder la apuesta combinada, se compromete a pagar con la venta por 120.000 euros del salón de juegos de El Palo.
Según los investigadores, «la organización criminal habría perdido una gran cantidad de dinero puesto que aunque el resultado que habían pactado finalmente se produjo, la avaricia de los líderes habría motivado que realizaran una apuesta combinada junto con la victoria del Getafe, la cual no se cumplió».
Añaden que las grabaciones recogen una conservación en la que Aranda recrimina a Bravo «esa actitud avariciosa» ya que la información de la que disponían sobre el encuentro del Getafe «no era fiable».
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