Zinedine Zidane con los jugadores del Madrid durante un entrenamiento. | DANIELE MASCOLO

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El Real Madrid encara el vértigo que provoca acudir a una cita decisiva con nueve bajas, sin parte de la columna vertebral de Zinedine Zidane, de no convertir los octavos de final de la Liga de Campeones de nuevo en barrera infranqueable, tras dos ediciones de decepciones, y el que representa el estilo de juego de un Atalanta vertical y goleador. El equipo blanco buscará por lo tanto su mejor versión en un mar de problemas en este partido de ida.

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Nadie podía imaginar cuando el bombo deparó el enfrentamiento ante el Atalanta unos condicionantes tan perjudiciales para el Real Madrid. Del papel de favorito ha pasado al de víctima por una plaga de bajas sin fin. Competirá en desigualdad de condiciones ante un rival que quiere hacer historia en ‘Champions' eliminando al rey de Europa. El campeón de trece entorchados jugará en Bérgamo sin titulares imprescindibles que sostienen al equipo, como Sergio Ramos, Dani Carvajal, Eden Hazard o Karim Benzema. Hasta nueve bajas.

Con solo once jugadores de campo disponibles de la primera plantilla y seis futbolistas del Castilla, la situación invita a Zinedine Zidane a darle una vuelta táctica a su sistema. Debe decidir si aceptar lo que propone el Atalanta, un duelo a intercambio de golpes, o protegerse al sentirse mermado y por su falta de pegada. La opción de volver a defensa con tres centrales o aumentar a cuatro el número de centrocampistas con la entrada de Isco, están sobre la mesa. No hay jugadores para elegir, pero sí disposiciones tácticas. El fin debe ser solo uno. Salir airoso y con la eliminatoria encarrilada.