«Es un día de fiesta donde se premia trayectorias y éxitos colectivos y también individuales, pero lo importante es recordar y rendir tributo a personas que han hecho posible que nuestro fútbol haya llegado hasta donde lo ha hecho y que con el paso de los años podamos tener hasta 33.000 licencias», aseguraba el presidente Sansó.
«Hay personas a las que no podemos olvidar y tampoco podemos dejar de lado la labor que hicieron en sus respectivas parcelas para ayudar a consolidar este deporte y hacerlo con toda la humildad y dedicación, restando horas a sus propias familias y a su vida personal para dedicarla a su pasión», reflexionaba el presidente. Y es que un año más, la Federació se muestra especialmente sensible con personas que dejaron huella en nuestro fútbol por su labor deportiva y social. Hombres como José Mojer, presidente del Llucmajor en activo a sus 82 años y que lleva 60 en el club. Toni Planas ‘Tatxa', incombustible de la Penya Arrabal; Lluc Colom, alma del Santa Catalina Atlético; Bernat Picó, expresidente del Santanyí; Damià Sastre, una institución en el Cide; Joan Company, un histórico de los banquillos; Susana Sánchez, pionera en el fútbol femenino y Julián Bueno, un grande del arbitraje.
Ellos protagonizarán un parte importante de una Gala que tendrá en la entrega de la Bota de Oro a José Tirado, director del Palma Futsal, su momento cumbre. Sansó destacaba este hecho y la importancia que representa para nuestra comunidad. «Somos afortunados porque en esta Gala vamos a poder rendir homenaje a un club que es campeón de Europa, es un hecho histórico y de una relevancia enorme para nuestro deporte. Un hito que no está al alcance de muchas comunidades y aquí tenemos al Palma Futsal que ha conseguido escalar a la cima de Europa», reflexionaba el presidente.
La Federació alcanza esta Gala recogiendo los frutos de una labor intensa no solo a nivel deportivo, también social. La FFIB ha logrado una implantación en la sociedad muy sobresaliente, aunque su principal función es la organización de partido de fútbol y ahí, el presidente, recuerda la necesidad de ir todos juntos y de evitar acciones violentas. «Tenemos que recordar que esto es un juego, pero que también tiene una vertiente social muy importantes. Es cierto que hay una competición de por medio, pero es básico y fundamental entender nuestro deporte como lo que es, un juego y erradicar la violencia. Nuestro principio de diversidad tiene que permitir que disfrutemos juntos y que el fútbol sea motivo de unión, no de lo contrario», indicó.
«La mayoría de nuestras licencias comprenden a futbolistas que todavía son niños y otros que están en edad adolescente y los entrenadores tienen que jugar un papel fundamental a la hora de educar a los jóvenes que practican el deporte del fútbol. Es una tarea básica que no se puede desvincular de su labor como entrenadores, la de educadores de personas. A esto hay que darle mucha importancia porque además de la competición tenemos todos una responsabilidad social muy importante», recordaba Pep Sansó.
Uno de los acontecimientos sociales tendrá lugar esta noche en Son Amar, una festividad que pretende se una cita que aumente esta unión entre la familia del fútbol balear y que a su vez premie trayectorias de muchas personas que han hecho grande nuestro fútbol en todos los ámbitos.
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