Los jugadores de España celebran uno de los goles de Pedri. | Miquel Payeras

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La sexta visita de la selección española a la Isla no defraudó. La afición respondió a la llamada del combinado nacional y pobló en más de 18.000 espectadores las gradas del estadio de Son Moix, que albergaba su cuarto partido -los dos primeros fueron en el vetusto Lluís Sitjar- de España a lo largo de sus 25 años de historia. También se dejaron ver cerca de un millar de seguidores de Irlanda del Norte.

Ataviados de verde y con ganas de fiesta, los seguidores se instalaron en la zona ubicada tradicionalmente al sector visitante en los encuentros que disputa el Real Mallorca. El gol de Danny Ballard en el primer minuto del encuentro provocó que la mancha verde ubicada en un lateral de tribuna cubierta estallara de júbilo. Supuso un jarro de agua fría para la hinchada de la selección. Eso sí, el comportamiento de ambas aficiones resultó ejemplar y tiñeron de color los prolegómenos del encuentro.

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Centenares de banderas de España nutrieron la grada de Son Moix.

Nadie quiso perderse el ensayo general de ‘la Roja’. El combinado que dirige Luis de la Fuente parte hoy mismo rumbo a Alemania para preparar la Eurocopa. En menos de una semana, en Berlín, debutará en el torneo continental ante la Croacia de Modric y Budimir.

El palco de Son Moix estaba repleto. La presidenta del Govern balear, Marga Prohens, el alcalde de Palma, Jaime Martínez; el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Pedro Rocha; el de la FFIB Pep Sansó y el secretario general Jordi Horrach, entre otros, acudieron al duelo. También algunos Vips como el técnico del Celtic Brendan Rodgers, ex-Liverpool, presenciaron el último duelo preparatorio de la selección antes de la Eurocopa.

Desde una hora y media antes del arranque del choque, los aledaños de Son Moix evidenciaban que se trataba de una visita especial. Numerosos aficionados rescataron de sus armarios camisetas de la selección española, algunas más modernas que otras, y los había también enfundados casacas del Real Mallorca para demostrar su amor por el equipo de su tierra. Las banderas rojigualdas, con los colores amarillo y rojo, también poblaron las gradas de un Son Moix que vivía una noche diferente.

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Muchos niños pidieron la camiseta de sus ídolos.

El tanto inicial de Irlanda del Norte enfrió un poco los ánimos de los aficionados que querían dar calor al combinado español antes de iniciar su andadura en Alemania. Sin embargo, Pedri volvió a subir la temperatura de la grada. El tanto del canario encendió a Son Moix y a partir de este momento el estadio se convirtió en una fiesta. De fútbol y de cánticos. Con cada gol los cimientos de Son Moix temblaban y rebosaban un ambiente festivo. El deseo de volver a ver a la selección jugando en Palma era evidente y los niños no pararon de cantar y animar a sus ídolos.

Los futbolistas se sumergieron dentro de la vorágine festiva que se instauró en la grada y alegraron su fútbol durante una segunda parte en la que los ‘olés’, la ola y el ‘Viva España’ despidieron a los jugadores antes de la Eurocopa de Alemania.