Rafel Bauza Sureda (30-01-2005, Sant Llorenç des Cardassar) lleva toda una vida fuera de la isla gestando su carrera futbolística. Desde muy pequeño llamó la atención de los mejores ojeadores de Cataluña y ahora está a apenas tres partidos de subir a Primera División con el Espanyol. Con 9 años, en un torneo disputado en Es Moleter de Sant Llorenç, la Fundación Mercet se fijó en él. «Un chico que se veía cómo leía el juego a tan temprana edad», explica uno de sus entrenadores del Cardassar en esa etapa de formación en su pueblo natal.
El propio Bauza se define como un jugador físico e intenso. «Me gusta estar en la base de la jugada pero con libertad de movimientos porque recorro muchos kilómetros. Me siento cómodo en un doble pivote porque puedo tener llegada y pisar área», afirma mientras menciona que siempre se ha fijado en Toni Kroos para desarrollar su fútbol.
Ahora, tras debutar en el primer equipo del RCD Espanyol en Segunda División con 19 años ante el Valladolid e ir convocado con la selección española sub-19, se ha postulado como una de la referencias del panorama nacional y en la cantera del club perico. «Me ficha con 9 años la Fundación Mercet después de un torneo y no lo dudé. Acepté. Lo vi claro», destaca el centrocampista.
Rafa, así es como le llaman sus amigos y compañeros, recuerda el momento en el que Manolo González le llamó para saltar al campo en el José Zorrilla. «No estaba ni calentando. Hay un jugador que siente molestias, me mira y me dice: Rafa, espabila».
Tras cuatro años de intensa formación en la Fundación, el buen hacer de Bauzà le sirvió para dar el salto al Sant Andreu, para posteriormente recalar en el Juvenil B del Espanyol. En la entidad quadribarrada estuvo tan solo tres años, pero en los que personalmente avanzó a nivel futbolístico. «Fueron tres años en los que me moldeé como jugador y allí me llamó el Espanyol para jugar en el Juvenil B. De Sant Andreu tengo un gran recuerdo», expresa Bauza. Lejos del amparo familiar, Rafa se amoldó a la vida de Barcelona hasta que con 14 años, su madre decidió mudarse con él para tener un apoyo en la Ciudad Condal. «Hasta mi etapa en el Sant Andreu vivía en la residencia de la Fundación y luego mi madre decide acompañarme, aunque no pensaba poder llegar al Espanyol en este momento», insiste el centrocampista.
Ya en la Ciudad Deportiva Dani Jarque, el cambio de exigencia por parte de los entrenadores y el nivel de los compañeros indican un camino complicado vestido de perico. «Cuando llegué no fue fácil. No empecé bien, pero con el tiempo me adapté y en el segundo año de juvenil pasé al A y acabé jugando de titular», apunta. Tras un breve paso por el Juvenil A, su progresión fue tal que Manolo González, que en esos momentos estaba a las órdenes del filial, decidió subirlo con ficha de juvenil. «Vieron que me estaba sintiendo cómodo para jugar en el doble pivote y acabé subiendo para jugar en Segunda RFEF. Para mí ha sido un año espectacular con el filial, he sido capaz de asentarme y poder jugar de manera constante», relata sobre su experiencia.
Después de 30 partidos y más de 2.400 minutos en la categoría, la destitución de Luis Miguel Ramis en el primer equipo le abrió las puertas de un debut soñado e inimaginable. «Manolo confiaba mucho en nosotros y nos llevó con él. Mi primera convocatoria es en Leganés, pero ya llevaba algunas semanas entrenando con el primer equipo».
A partir de allí, el impacto del joven centrocampista llorencí en la primera plantilla del Espanyol ha ido ‘in crescendo' hasta jugar de titular en el último partido de la Liga Hypermotion ante el Cartagena en el Stage Front Stadium de Cornellà, donde su nombre ya empieza a recorrer los vomitorios de acceso al terreno de juego. Los aficionados empiezan a ver a Bauza como el futuro líder de un centro del campo formado de jugadores de la cantera. Además, su buen hacer en el club blanquiazul le ha abierto las puertas de ir convocado con la selección española sub-19 a unas jornadas de entrenamiento en Alicante. «Fue espectacular, el nivel que hay en las canteras de España es una pasada. Se juega a un ritmo alucinante, como en Segunda División, piensan tan rápido que si no estás atento, no llegas».
A su vez, no se olvida del club de su tierra. El Mallorca nunca se ha interesado por sus servicios, pero Bauza no le pierde la pista a la entidad bermellona. «Que yo sepa nunca me han tenido en el radar. Ahora es un club saneado y muy asentado. Es el club de mi isla y claro que siempre estoy pendiente», apunta. Ahora tiene una oportunidad de oro para ascender a Primera División con el Espanyol. «Queríamos subir directos, no hemos hecho nuestro trabajo como toca y ahora sufriremos», insiste Rafel Bauza, la última perla del fútbol mallorquín.
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