Luka Modric lamentándose durante el partido que enfrentaba a Croacia y Albania. | Carmen Jaspersen

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Con muchas más dudas que certezas, Croacia se mide a Italia este lunes en un partido a todo o nada en el que una de las grandes selecciones, aunque no favorita, puede quedar eliminada de la Eurocopa 2024. La vigente campeona de Europa, liderada por Nicolo Barella, tiene la ventaja de jugar con el empate como resultado válido, mientras que para la Croacia de Luka Modric, ante el abismo de la decepción, solo vale la victoria. Pesadilla o alivio. Dos sensaciones que se vivirán en el Red Bull Arena de Leipzig en el que se juega el partido. La derrota deja a Croacia con un punto, eliminada; mientras que dejaría a Italia con 3, con opciones de pasar pero dependiendo de una victoria de España ante Albania que en caso de ser finalmente una derrota de los de Luis de la Fuente les dejaría como últimos de grupo. El empate clasifica a la «Nazionale».

El partido toma entonces un aura diferencial, épica. Es un enfrentamiento a vida o muerte en el que se miden las urgencias para mantenerse a flote. Más quizá para Croacia, en lo que se presenta como la última gran oportunidad de su generación dorada para redimirse tras dos partidos disputados muy por debajo del nivel esperado, en la que puede ser también la última gran comparecencia de Luka Modric en un torneo mayor a nivel absoluto, olisqueando a sus 38 años el final de su carrera. Con Marcelo Brozovic siendo uno de los señalados; la duda de la posición de Josko Gvardiol, que podría volver a ser lateral izquierdo tras disputar la segunda jornada como central; el duelo entre Petkovic y Budimir por hacer de «9»; y la titularidad fija de Modric y Mateo Kovacic en el centro del campo, inamovibles e imprescindibles para el buen hacer de Croacia, los de Zlatko Dalic necesitan desbloquearse tras dejar escapar la victoria ante Albania en el tiempo añadido, lo que les ha colocado en esta situación crítica. Un duelo no menos importante para una Italia que llegó, aunque consciente de sus limitaciones, ilusionada con la llegada de Luciano Spalletti y las bases sentadas de un proyecto joven, con grandes aspiraciones para devolver al país en el que otrora se situaba. Fuera de los Mundiales de 2018 y 2022, encontró un oasis en el desierto en la Eurocopa de 2021, en la que levantó el trofeo de manera sorprendente. Ahora vuelve a estar contra las cuerdas, aunque las sensaciones que proyecta son con diferencia mucho mejores que las de su rival y su victoria ante Albania le dan cierta ventaja. Sin embargo, una derrota cambia por completo el paradigma.

El seleccionador italiano, tras la contundente derrota ante España, reflejada más en el juego que en el marcador, prepara varios cambios en el once para frenar a Modric y compañía. Con la baja segura de Federico Dimarco en el lateral izquierdo por una lesión sufrida en el gemelo ante España, Italia apunta a salir con dos laterales diferentes: Andrea Cambiaso por izquierda y Matteo Darmian por derecha, en sustitución de un Giovanni Di Lorenzo humillado por Nico Williams. En el centro del campo aparecen Nicolo Fagioli o Bryan Cristante -amonestado- como opción para cambiar a Jorginho; mientras que arriba, Mateo Retegui gana enteros por delante de Gianluca Scamacca. Sea como fuere, juegue quien juegue, en el RedBull Arena de Leipzig puede llegar el fin de ciclo de Croacia y su generación dorada, con Luka Modric a la cabeza; o el primer mazazo al proyecto de Luciano Spalletti, encargado de la reconstrucción de Italia, la vigente campeona.