El entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti (d), conversa con el colegiado Busquets Ferrer (i), durante el encuentro correspondiente a la jornada 8 de LaLiga EA Sports disputado entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid en el estadio Civitas Metropolitano de Madrid. | J.J Guillén

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El Atlético de Madrid-Real Madrid del domingo fue un bochorno a todos los niveles. El lanzamiento de objetos sobre Courtois desde el gol de Militao obligó a Mateu Busquets Ferrer a parar el partido durante 22 minutos. El partido se reanudó después de que los futbolistas atléticos negociaran con el Frente Atlético para que la normalidad volviese al Metropolitano.

El partido sirvió para consolidar a Busquets Ferrer como el árbitro de moda en el panorama nacional del arbitraje. En su segunda temporada en la máxima categoría, el palmesano tiene un futuro prometedor a nivel internacional y se postula como uno de los próximos en ascender a Europa.

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Mateu obró siguiendo el protocolo marcado y reanudó el encuentro después de 17 minutos parado por el lanzamiento de objetos cuando el coordinador de seguridad le transmitió que «el ambiente se había calmado» y se podía volver a jugar, según escribió en el acta. «Se demanda del coordinador de seguridad que garantice la seguridad de los participantes para poder reanudar el partido. Nos comunica que el ambiente se ha calmado y se puede proceder a la reanudación del mismo, saliendo al terreno de juego 14 minutos después y reanudándose 17 minutos después desde la detención. El partido se reanuda sin nuevos incidentes», recogió el colegiado en el acta, después de la suspensión temporal del derbi.

En el apartado de amonestaciones fue muy comedido. Sacó tarjeta amarilla a Le Normand, Gallagher y Julián; en el Real Madrid sólo sacó tarjeta a Modric. También expulsó a Marcos Llorente mediante ayuda posterior del VAR.