Nicolás García Boissier y el mallorquín Adrián Abadía, en plene ejecución de un salto. | TERESA SUAREZ

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Adrián Abadía lució en la final de trampolín de tres metros sincronizados de los Juegos Olímpicos de París, formando pareja con el canario Nicolás García Boissier, firmando la sexta posición, logrando el diploma en una prueba apasionante, en la que China salvó el honor (446.10), por delante de México (Juan Manuel Celaya y Osmar Olvera, 444.03) y Gran Bretaña (Anthony Harding y Jack Laugher, 438.15), plata y bronce respectivamente, por los 361.62 puntos que dieron ese sexto lugar al balear y su compañero.

El pupilo de Donald Miranda, de 22 años, ya hizo historia al ser el primer saltador olímpico balear en el Centro Acuático de Saint Denis, escenario de un hecho que queda para la historia y en el que la medalla de bronce del pasado Mundial de Doha fue su carta de presentación en una disciplina en la que el dominio chino resulta incontestable.

Ya de inicio, los chinos Daoyi Long y Zongyuan Wang marcaron su terreno en el primer salto, abriendo una brecha que era toda una declaración de intenciones. Con 54.60 salvaron el salto de espaldas, mientras que Abadía y García Boissier cerraban sextos ese tramo con un primer salto de 47.40. Italiia, segunda (50.40) y el tándem Gran Bretaña-Estados Unidos (49.80) acechaban las plazas de podio, pero los españoles se guardaban lo mejor para el final.

A la estela de China, los británicos Harding y Laugher firmaron un segundo salto perfecto (49.20), mientras el dúo español aseguraba su posición (45.00). Un error de sincronización penalizó a México (46.80), cerrando una segunda ronda en la que España era séptima (92.40) a seis puntos del podio provisional.

Francia, pero especialmente Estados Unidos (37.74) pincharon en el tercer salto. El triple mortal y medio les penalizó, a par que Abadía y García seguían con su táctica de echar el resto en el segundo tramo. Pero mientras, Italia y una brillante Gran Bretaña, con un complejo y clavado salto de Harding y Laugher (82.62) se acercaban a las medallas, al igua que los mexicanos Celaya y Olvera, que calcaban la puntuación de los anteriores. Alcanzado el ecuador de la final, China, Gran Bretaña, México e Italia abrián brecha, seguidas por los anfitriones, que aguantaban el tirón con cierto empuje por parte de los jueces, mientras Estados Unidos se descartaba.

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Italia (Marsaglia y Tocci) elevaban el listón en el doble giro (82.62) y tras la recuperación estadounidense, llegó el turno del cuarto salto de Abadía y García, limpio y perfectamente ejecutado para un 69.75 que le mantenía en la pelea. Pero la aorpresa llego de la mano de México, que cerraba la cuarta serie con un 85.68 que les permitía adelantar a China, con España ya quinta (226.95), aunque con Francia pegada a dos puntos.

Había dos frentes: la pelea por el oro entre México y China, y la lucha por el bronce, con Italia,, Gran Bretaña y España en ello. Adrián y Nico esperaban algún error de los rivales y poner en valor sus dos últimos saltos para llegar con opciones. El triple mortal inverso con tres tirabuzones y medio era su apuesta para los Juegos y saldaron el penúltmo acto con un ilusionante, aunque a la vez lejos de las expectativas para optar a algo más 72.45.

Tras ellos, Harding y Laugher (85.41) y Celaya y Olvera (84.36) aceleraban para meter presión en cabeza, donde China recuperaba por poco más de un punto la cabeza, con España sexta (299.40) a falta del sexto y último salto. Ardía hasta la lucha por el oro, pues apenas siete puntos separaban a China, México y Gran Bretaña.

Francia dejó, como mínimo, la quinta plaza al alcance de España con un fallo en la resolución. El 95.76 de Long y Wang se lo ponía difícil al resto. Los campeones del mundo y grandes favoritos no fallaban en el momento clave. El sexto y último salto de Adrián Abadía y su compañero era determinante. Cumplir con su arma olímpica y esperar que no lo hicieran México y Gran Bretaña, que firmaron dos saltos de lujo (94.77 y 94.62). Ellos hicieron buena su parte del trato, aunque con un fallo que les penalizó (62.22), pero las medallas ya eran un imposible, saldando con nota un debut histórico.

Una sexta plaza que pone fin a un ciclo ilusionante y que marca un punto de inflexión para este deporte en España, que de la mano de Garcia Boissier y Abadía ha dado un paso al frente con el estreno de los saltos sincronizados en unos Juegos y ya mira a 2028