Mavi García, en uno de los pasos por Montmartre. | Efe

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Pese al enorme esfuerzo, Mavi García reflejaba en su rostro y sus gestos una felicidad enorme. La de haber completado una carrera histórica en unos Juegos Olímpicos, con un sexto puesto y un diploma para los anales del ciclismo balear y español. «No sabía cómo iba a ir en este circuito, no pensaba que me fuera a ir tan bien, pero hoy renía un buen día, he estado atenta, era lo que tenía pensado hacer, y el cuerpo ha respondido bien», explicaba minutos después de cruzar la línea de meta ante la Torre Eiffel de París.

Esa ambición que destiló en los momentos claves de la prueba era la muestra de lo que venía a hacer la balear a sus segundos Juegos. «Cuando una viene con el objetivo de tener un diploma y ves que la cosa tira para adelante, te motivas más si cabe. La meta era darlo todo y no dejar nada. He salido a muchos ataques, al de Longo, Vos... pensando que iban a ser los buenos. Al final ha sido una lotería, cualquiera podría haber cogido esa fuga», en referencia a la ofensiva de Faulkner y Kopecky en Motmartre. «Es verdad que al salir a tantos arreones, me ha pasado un poco de factura, pero he seguido empujando hasta meta», añadía Mavi al respecto. Allí, se podía jugar el quinto puesto con la británica Georgi, «pero el esprint no es lo mío y quinta o sexta no cambiaba nada», decía feliz por su resultado y rendimiento tras 158 kilómetros.

Tres años después de los Juegos de 2021, Mavi asegura que se ha «quitado la espina de Tokio (fue duodécima). Estoy muy contenta. Una medalla hubiera sido perfecto, pero no puedo pedir más», finalizaba la cinco veces campeona de España de fondo en carretera y podio en el Giro de Italia, que junto a Mireia Benito formaba la representación española en la carrera en línea de París 2024.