No pregunten cómo ni de qué manera he caído por aquí, pero la verdad es que le estaba empezando a coger hasta cierto cariño al que ha sido mi barrio adoptivo durante las tres últimas semanas. Todavía recuerdo Ikebukuro, el que lo fue en Tokio, y su 'Ikebus', que te llevaba por todo. En París, nos ha tocado dormir, básicamente, al sureste de la ciudad. Bien conectado, eso sí, por metro. Un cambio de línea y en 50 minutos llegas a Porte Maillot, donde se ubica el centro internacional de prensa (MPC) y el intercambiador de autobuses a las sedes. No nos podemos quejar oyendo lo que cuentan otros compañeros, aunque siempre hay alguno al que la suerte le acompaña. Pero sobran dedos de una mano para contarlos.
DIARIO DE PARÍS
Mi barrio adoptivo
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