Porque, además de atleta de nivel estatal e internacional, Natalia Romero Franco (Jaén, 1988) es Doctora en Fisioterapia y posee un doble Grado de Fisioterapie y Ciencias del Deporte. «Estando en la UCAM, salió una plaza de ayudante de Doctor en la UIB; me presenté, gané... Y aquí llevo seis años», comenta con su perenne sonrisa la deportista, que compite con licencia balear y junto al marchador ibicenco Marc Tur (50 kilómetros) formará la cuota del atletismo isleño en Tokio 2020.
Romero selló su pasaporte hacia Japón en el último suspiro, en el Campeonato de España celebrado en Getafe, logrando la victoria en los 800 metros -y los puntos necesarios- que le permitió junto a su marca (2:02.26) meterse a través del ránking mundial.
Oportunidad
En la final, Romero tuvo que echar el resto, «porque era ahora o nunca... Todo el año anduve cerca y dentro de las posiciones del ránking. Cuando llegó el Campeonato de España, estaba la 52 de 48 que iban. Tenía que hacer un buen tiempo y hacerme con los 100 puntos del título», explica Natalia minutos antes de asistir a la lectura de una Tesis en la UIB, a la que apenas acude «por precaución, estoy en una burbuja en la que prácticamente solo salgo para entrenar... Ya lo celebraremos cuando volvamos», advertía la atleta andaluza, que se siente plenamente integrada en la Isla y ha encontrado en la UIB su espacio para compatibilizar el deporte con su formación académica, dentro de unos estudios «en los que veo a gente del deporte y que me permiten estar en todo momento dentro de esa esfera. Por ello opté por seguir este camino. Me complemento como dicente, investigadora y deportista», prosigue Natalia Romero, la reina del 800 español y su gran baza en los Juegos Olímpicos, «la competición que todo deportista quiere disputar, al menos, una vez en la vida. Y yo tendré ese honor...», afirma.
Objetivos
No se fija metas Romero de cara a Tokio. «Voy sin presión, pero con ganas de darlo todo para ofrecer mi mejor rendimiento y lograr mi marca personal», buscando como primer objetivo el pasar las series y meterse en semifinales, «aunque las marcas de mis rivales son muy buenas, pero voy allá para darlo todo», asegura la atleta, para quien ser olímpica «es la guinda 25 años después de empezar. Y eso me da ganas para seguir adelante, es un estímulo», confiesa.
Competir sin público no es algo nuevo para Romero y el resto de atletas, «llevamos todo el año así», comenta al respecto. Pero le entristece que un evento del calado de unos Juegos sean a puerta cerrada. «Cuando sales a correr, no te das cuenta. Pero me habría encantado que hubiera habido público... aunque al menos hay Juegos», refiere.
En la cuenta atrás para convertirse a todos los efectos en deportista olímpica, Natalia Romero tiene claro que lo que se le avecina «es una experiencia que voy a tener para el resto de mi vida», destaca. «Si lo doy todo, me daré por satisfecha», finaliza la atleta, que destila ilusión ante el mayor de sus desafíos.
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