Porque Guevara es el tercer mallorquín que se proclama campeón del mundo de velocidad en Phillip Island, siguiendo los pasos de Jorge Lorenzo y Joan Mir. Es decir, que los tres baleares que forman parte de la historia del Mundial, han dejado su huella en Australia.
Justo hace casi diez años, el 28 de octubre de 2012, Jorge Lorenzo conseguía allí su segundo título de MotoGP (el primero fue el 2010). Lo hacía beneficiado por la caída temprana de su gran rival por la general, Dani Pedrosa, y después de hacer segundo, por detrás del ídolo local, Casey Stoner. Era el 16º podio del curso para el balear de Yamaha, que se ponía con 43 puntos de margen (350 de Jorge por 307 de Pedrosa) para amarrar el título a falta de la carrera de Cheste.
Pero el idilio de Phillip Island con el motociclismo mallorquín fue más allá un lustro atrás. Y es que, cinco años después de aquel éxito de Lorenzo, otro isleño se apropiaba de un título mundial en aquel rincón de las Antípodas. Joan Mir -que precisamente debutó allí en 2015- ganaba la carrera de Moto3 y se unía al club de los campeones, superando en carrera a Livio Loi y Jorge Martín, para dejar una brecha de 70 puntos (296, por los 226 de Romano Fenati) insalvable a falta de dos Grandes Premios: Malasia y Comunidad Valenciana. Así, el por entonces piloto del Leopard entraba en los anales del motociclismo un 22 de octubre de 2017, para repetir tres años después, aunque en MotoGP y con Suzuki.
De cinco en cinco años, Mallorca tiene motivos para mirar hacia Australia, donde Izan Guevara ha alargado esta singular relación entre dos islas separadas por miles de kilómetros, pero unidas por tres pilotos.
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