Después de muchos años, desde los inicios hasta la European Talent Cup y su llegada a su actual estructura, siguen manteniendo una estrecha relación más allá de lo deportivo. El mecánico y compañero de aventuras de Izan es una figura muy apreciada por la familia del piloto, un cariño recíproco, «porque son muy buena gente, agradecidos, pero por encima de todo, buenas personas y siempre han querido lo mejor para sus hijos». Esa relación nació en el Circuit Mallorca de Llucmajor, donde Toni, el padre de Izan «venía con las motos desmontadas tras correr fuera. Yo le ayudaba con esas minimotos para montarlas de nuevo. No me costaba nada, porque veía la ilusión que tenían y no me suponía un gran esfuerzo», explica Pedro, que poco a poco se fue introduciendo más en el día a día de Izan y su carrera. «Después empecé a viajar con ellos en MiniGP, 110... Tendría ocho años, creo. Desde entonces y hasta la European Talent Cup, siempre fui con él», añade Pedro Ribas, junto a dos de las motos que usa Guevara parra ejercitarse en Mallorca, y que él prepara y custodia.
Mecánico profesional, sus caminos se separaron, no del todo ni mucho menos, cuando Izan firmó con el Aspar Team. «Su progresión ha sido espectacular», comenta Ribas, quien sabía del piloto que «cuando coge el punto a la moto, es imparable. Y lo ha demostrado este año». «Sabíamos que necesitaba una adaptación, pero tenía claro que iba a ser campeón del mundo. Ha demostrado muchas cosas en el Mundial júnior y la ETC, donde dio el gran cambio, especialmente de mentalidad». Define a Guevara como «ganador y ambicioso» y sabe que el salto a Moto2 promete emociones fuertes. «Hay que empezar a trabajar con la moto grande. Va a costar adaptarse, pero como en el Mundial de Moto3, cuando le coja el tacto, estoy convencido de que será como este año», advierte.
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