España y Brasil se disputarán, en la última jornada de la primera fase del torneo olímpico de baloncesto, la segunda plaza del grupo B, la plaza del morbo, porque su consecución lleva implícito, con total probabilidad, enfrentarse a Estados Unidos en unas hipotéticas semifinales.
Todo el mundo daba por hecho que en Londres se repetiría la final olímpica de Pekín entre Estados Unidos y España. Una especie de revancha en la que el equipo español tendría una segunda oportunidad, pero la derrota ante Rusia ha borrado de un plumazo esa opción.
Y ahora por esas cosas del destino muchos ven en el tercer puesto del grupo un premio mayor que el que corresponde al segundo, porque se evita a la selección USA en semifinales.
España y Brasil decidirán de forma directa y sin intermediarios su suerte. Los dos equipos descartaron, en cuanto se abrió esta opción, cualquier pensamiento en contra de lo deportivo.
«Somos deportistas. No podemos hacer especulaciones, tenemos que ir a ganar. Si especulo, ¿cómo le digo a los jugadores que ganen el próximo partido?», dijo Rubén Magnano.
«Nuestra mentalidad es jugar a ganar partido a partido y continuar hasta donde podamos llegar», agregó.
Marcelinho Huertas no cambió el sentido del discurso de su entrenador. «Hemos luchado mucho para venir a los Juegos Olímpicos. Ahora vamos a salir a ganar. Será un partido muy bueno y no pensamos en evitar ser segundos. Jugaremos a vencer», afirmó.
El pívot Thiago Splitter recordó que los cuartos de final «vienen primero» que una hipotética semifinal contra Estados Unidos, por lo que «sería estúpido pensar» en esa fase de la competición, a la que no se sabe si Brasil va a llegar.
Sergio Scariolo ni siquiera quiso entrar a valorar esa cuestión. «Es un partido importante y hablaremos de él cuando toque», se limitó a contestar ante la pregunta capciosa de que hacer en ese partido.
La principal preocupación del equipo español es recuperar el ánimo y esperar que la dolorosa derrota ante Rusia no tenga secuelas. El equipo pareció, en las jornadas anteriores, más centrado que nunca y sólo las lesiones y el estado de forma eran fuente de preocupación.
Ahora, en el nuevo escenario de competición, el equipo no sólo tiene que recuperar la moral sino el nivel de juego y competitividad para afrontar los cuartos de final, y en su caso la lucha por las medallas, de la mejor manera posible.
Juan Carlos Navarro sigue con problemas físicos. Su aportación hasta el momento ha sido escasa y apenas ha podido participar unos minutos en dos partidos. Seguirá siendo duda, aunque las sensaciones ante Rusia, en lo físico, fueron buenas.
Brasil también perdió con Rusia, de forma parecida, con un triple afortunado en el último segundo de los rusos. Pasó apuros ante Gran Bretaña pero aprendió la lección y ante China arrasó a un equipo muy inferior en lo técnico y en lo físico.
España y Brasil se conocen a la perfección y se respetan. Será un partido de poder a poder en el que el morbo está servido.
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