Paunovic se abraza a sus compañeros a la vez que pide disculpas al público del Calderón. Foto: ALFAQUÍ.

TW
0

TOMEU TERRASA Y MIQUEL ALZAMORA
ENVIADOS ESPECIALES A MADRID
1 ATLÉTICO DE MADRID: Molina (1), Geli (1), Santi (0), Chamot (0), Serena (0), Jugovic (0), Baraja (1), Valerón (1), Fortune (1), Roberto (1) y José Mari (1).
Cambios: Juninho (1) por Serena (min.56), Tevenet (0) por Baraja (min.78)
2 REAL MALLORCA: Roa (1), Olaizola (1), Marcelino (2), Siviero (2), Carreras (1), Lauren (1), Engonga (1), Stankovic (1), Paunovic (2), Biagini (2) y Dani (1).
Cambios: Paco Soler (1) por Dani (min.57), Chupa López (1) por Biagini (min.76), Niño (s/c) por Paunovic (min.88)
ÀRBITRO: Mejuto González (Colegio Asturiano). Mostró tarjetas amarillas a Geli (min.21), Marcelino (min.23), Lauren (min.27), Siviero (min.50)
GOLES: 0-1, min.9: Chamot, en propia puerta al intentar despejar un centro de Stankovic.
1-1, min.20: José Mari, a centro de Fortune.
1-2, min.30: Paunovic, de cabeza.
La historia y las estadísticas están para repetirse y el Atlético volvió a cumplir su función terapéutica. Jugar contra él es un placer para un Mallorca que vuelve como nuevo cada vez que visita el Vicente Calderón. Ahora que ya es matemáticamente ridículo seguir hablando de la permanencia, al grupo de Héctor Cúper no le queda más remedio que buscar nuevos horizontes. Antonio Asensio ya lo había hecho nada más terminar el encuentro, al recordar que no hay más reto que disputar la Liga de Campeones la próxima temporada.

La buena estrella que ejercen las orillas del Manzanares sobre el Real Mallorca comenzó a brillar muy pronto. A los nueve minutos de juego, Chamot trató de despejar un balón servido por Stankovic y marcó un gol antológico en propia puerta. En la lista de imponderables a que tenía que hacer frente Carlos Aguiar desde luego no figuraba la penosa circunstancia de un autogol. El Atlético trató de mirar hacia otro lado. Un equipo que sólo ha sumado un punto de los últimos dieciocho posibles puede permitirse pocos lujos y entre ellos no está el venirse abajo. Sin embargo, el grupo de Aguiar tenía pocos argumentos del centro del campo en adelante: las subidas por la banda izquierda del debutante Quinton Fortune y la presencia de José Mari en el área. Y fueron ellos quienes cimentaron la esperanza firmando el gol del empate.

A raíz de esa jugada comenzó un cierto dominio del Atlético, que como todo en él durante esta Liga se diluyó en un puro espejismo. Un gol de Paunovic apenas diez minutos volvió a desmoronar al bloque colchonero, que ya no volvió a recuperar la autoestima en todo el encuentro. La presencia de Junhinho en la segunda parte sólo sirvió para que el Atlético adelantase metros, pero ningún hombre sólo ha sido nunca capaz de alterar el orden bermellón. Ni siquiera el brasileño.