Los chavales de Iñaki Saéz lograron el título sin perder ni un solo partido.

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EFE - LAGOS
La selección española cumplió con el guión que había marcado en el resto del Mundial nigeriano y sentenció a Japón, la gran sorpresa de la competición, en la primera mitad, como había hecho en la mayoría de sus partidos anteriores.

El equipo asiático, adiestrado por un trotamundos del fútbol como el francés Philippe Troussier, fue casi un juguete en manos del conjunto hispano, que volvió a demostrar seriedad y orden en defensa a excepción de algunos despistes por la banda derecha, buen manejo de balón con Xavi enorme e instinto asesino en punta con Pablo como abanderado.

España mostró sus armas desde el primer minuto y ya en el cinco, tras decretar el colegiado una infracción en el saque del portero nipón Yula Minami, el donostiarra Barkero transformó con un disparo raso la falta decretada.

Con 1-0, los hombres de Iñaki Sáez lo tenían todo de cara. Eran superiores táctica y técnicamente y, aunque los japoneses hicieron su primer acercamiento ante Aranzubia -muy bien cortado al final por Bermudo-, no tardaron en poner más tierra de por medio gracias a un magnífico enlace entre Xavi -preciso y precioso su envío en profundidad- y Pablo -letal en el uno contra uno ante el portero rival-.

España manejaba el balón y el partido. Aunque durante algunos minutos pareció bajar el ritmo y Japón volvió a aprovechar la velocidad de Naohiro Takahara, pero fue insuficiente para resquebrajar a un equipo lanzado que estableció el 3-0 en el minuto 33, de nuevo por medio de Pablo, con lo que igualaba como máximo goleador del torneo, con cinco tantos, con el malense Mahamadou Dissa.

Con este gol prácticamente se acabó el partido. A España no le ocurrió como en anteriores compromisos en los que incluso llegó a sufrir en las segundas partes y a ello contribuyó, indudablemente, el tanto, a poco de iniciarse el segundo periodo (m.51), del barcelonista Gabri, que no marcaba desde el encuentro inaugural contra Brasil.

El 4-0 para la selección española lo decía todo. Japón quedó más que hundido y los hombres de Sáez no tuvieron problemas para manejar el resto de la final e incluso disfrutaron de ocasiones suficientes para conseguir el resultado más amplio de la historia de estos partidos definitivos en los Mundiales sub'20.

Los asiáticos aprovecharon algunas jugadas en las que la zaga hispana se relajó para crear algo de peligro, pero no culminaron sus aproximaciones.
Troussier sabía mucho antes del final que el partido estaba acabado y la prueba fue que en el minuto 56 retiró del campo a su hombre más peligroso, Takahara.

España pudo disfrutar durante muchos minutos de su gesta histórica. Los jugadores de Sáez, aunque guardaron la seriedad y siempre buscaron la meta rival, gozaron sobre el mismo campo de un momento hasta ahora sin parangón en el fútbol hispano.