El tiempo ha reducido a la nada las ilusionantes previsiones que
barajaba la Universiada hace apenas medio año respecto al estadio
de Son Moix. En una entrevista concedida ayer a este periódico, el
director de recursos de la Fundación Juegos Mundiales
Universitarios, Luis Prieto, expresó sin rodeos el temor de los
organizadores del evento ante los retrasos de las obras. «No me
cabe duda de que el estadio estará, tarde pero estará. El problema
son las urgencias a causa de la falta de tiempo. Para nosotros no
es suficiente que nos lo entreguen el día 3 a las nueve de la
noche». Según Prieto, lugarteniente de Fernando Giménez en el
comité organizador de los Juegos, el incumplimiento de los plazos
se ha traducido en una dificultad añadida para quienes están
diseñando el desarrollo del evento: «El tiempo que dispondremos
para adecuarnos al medio será poquísimo, vamos a tener que
improvisar lo que no está en los escritos. Estamos trabajando bajo
una tensión espantosa, los nervios saltan cada diez minutos y así
no se pueden hacer las cosas, estoy haciendo de organizador pero
también de psicólogo porque he visto a miembros de nuestro personal
llorar en mi despacho».
El máximo responsable del aparato logístico de la Universiada
confía en los progresos que se hagan en los próximos días, pero
descarta que Son Moix esté completamente equipado para el 3 de
julio. «A día de hoy no hay ningún tipo de equipamiento en el
estadio. En la pista de atletismo aún hay que pintar las marcas de
compensación de las curvas, terminar la construcción de los fosos y
otros elementos, faltan asientos en el palco, el antepalco no está
hecho y en los vestuarios no hay absolutamente nada. Los
portarrollos de papel higiénico los ha tenido que comprar
Universiada».
En este punto, Prieto se refirió sin mencionarlo al Real
Mallorca al afirmar que «en su día, ya dijimos que el capítulo de
instalaciones y equipamientos del estadio debía corresponder a
quien lo usará 65 años y no a nosotros, que sólo seremos inquilinos
quince días. Universiada no adoptó esa postura por comodidad, sino
para no tomar decisiones que pudieran encarecer el estadio cuando
nosotros lo vamos a utilizar muy poco. Sin embargo no se ha hecho
nada. Lo único que tenemos ahora es un montón de cables colgando
que pueden dar una mala imagen». El directivo de la Fundación
eludió entrar en nombres propios a la hora de buscar
responsabilidades, pero apuntó veladamente a Guillem Reynés: «Aquí
ha habido personas con responsabilidades que han equivocado el
sentido del estadio. Que yo sepa Son Moix se construyó gracias a
que había una Universiada y ahora resulta que nosotros tenemos que
apañarnos como buenamente podamos. Estoy seguro de que al final
todo saldrá bien pero eso será así gracias al esfuerzo sobrehumano
que está realizando el personal de la Fundación».
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