El club de personajes preocupados por las obras de Son Moix acogió
ayer a nuevos miembros. José Luis Rupérez, productor de la
ceremonia de inauguración y Guillem Reynés, arquitecto del estadio,
coincidieron en expresar ayer a este periódico su temor ante el
inquietante ritmo que lleva la construcción del recinto a sólo tres
días de la apertura de los Juegos Mundiales Universitarios. Aunque
está convencido de que «al final todo saldrá bien, pero será
gracias a la buena voluntad de nuestra gente», Rupérez fue
concluyente al mostrar su malestar con el estado de las obras:
«Para nosotros es una dificultad añadida trabajar en un lugar que
todavía se está construyendo. Es como si te compras una casa y la
estás usando al mismo tiempo que la van terminando, es una
incomodidad enorme». Los continuos problemas a que ha tenido que
hacer frente la empresa adjudicataria de las ceremonias a causa de
los retrasos del estadio han llevado al director artístico, Gerardo
Vera, a desvincularse del proyecto. «Los plazos no se han cumplido
según lo que estaba estipulado, han salido muchas complicaciones y
eso ha llevado a Vera a tomar esta decisión. Seguirá supervisando
el proyecto, pero, por así decirlo, no lo firmará», aseguró ayer a
este periódico un directivo vinculado a Rumor.
La situación del estadio no provocó solamente declaraciones de
los responsables de las ceremonias. El arquitecto Guillém Reynés
tampoco quiso restar gravedad a la situación: «Mentiría si dijese
que no estoy preocupado, es para estarlo porque el tiempo se echa
encima. En cualquier caso, no creo que sea el momento de añadir más
leña al fuego buscando responsables. Todos tenemos nuestra parte de
culpa», aseguró el arquitecto, que dobla su condición de codirector
de las obras junto a su colega Carlos Lamela con la de presidente
del Real Mallorca. «Alemany ya dejó claro la postura del club en
torno al estadio. Nos preocupa que no esté listo para disputar la
fase previa de la Liga de Campeones y tenemos razones para ello
porque faltan muchas cosas».
El parón de casi tres meses que sufrió la obra, la complejidad
que entrañó la modificación del proyecto inicial al actual para
convertir un estadio de atletismo en otro de fútbol y el aumento
del aforo (de veinte a veintiseis mil espectadores) han sido, según
Reynés, los factores que han provocado que el estadio se encuentre
aún en fase de construcción seis meses después de la fecha prevista
para su conclusión. Menos optimista que el arquitecto, Rupérez se
alineó en la opinión expresada recientemente a este periódico por
el directivo de Universiada, Luis Prieto, al descartar que el
recinto esté finalizado el día 3. «Estoy cada día ahí y es
materialmente imposible que se acabe a tiempo por rápido que
trabajen. Otra cosa es que por televisión todo se vea bien y que el
público no advierta nada. Pero todas las personas que ensayan saben
bien cómo están las cosas».
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