Àrbitros: Dorizon (FRA) y Rems (SLO). Excluyeron por personales a Galanda (m.38) y Esteller (m.39).
JORGE MUÑOA-PARÍS
La selección española careció de la más mínima suerte en la cuarta final continental de su historia y no pudo culminar el éxito conseguido en el Francia'99 con el primer oro para el baloncesto masculino absoluto español, conquistado por Italia, campeona de Europa dieciséis años después de su último título.
Igual que en Nantes'83, los italianos arrebataron la cima del podio a España, y con un margen de puntos muy parecido, nueve entonces y ocho esta vez. Ahora bien, con una enorme diferencia: la maldición realizadora que cortó la ascensión española al cielo continental en una tarde de absoluta mala fortuna que para sí hubieran querido muchos países como Croacia, Grecia o Rusia, apeados del campeonato más exigente que jamás ha vivido la canasta europea.
Pero los jugadores de Lolo Sáinz sólo anotaron quince canastas en juego, once en la segunda mitad y cuatro en la primera (24-32), en una desgraciada racha. Aun así, el equipo español soñó con la proeza en los últimos minutos, tras reducir a seis puntos los veinte que Italia había alcanzado mediado el segundo tiempo (29-49).
Ya era casi imposible. España, cuyo caudal ofensivo sufrió un decisivo golpe por la defensa italiana sobre Alberto Herreros, el máximo anotador del Europeo, malvivió con seis puntos casi todo el periodo inicial (6-20), sumida también en un increíble empacho de mala suerte con los tiros libres (3 de 13 a siete del descanso).
Con todo, y también con una laguna atacante que supuso seis minutos sin hacer un sólo punto en el aro italiano para añadir otra desgracia más al rosario que ya había, la entrada de Iván Corrales y una leve mejoría desde la línea de personal sacaron a España con vida de un primer tiempo auténticamente negado (24-32).
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