El 11 de agosto el estadio de Son Moix estará listo para albergar
la fase previa de la Liga de Campeones. Este es el mensaje que se
puede extraer de la fusión de intereses que protagonizaron ayer
Ajuntament de Palma, FCC (constructora) y Real Mallorca. Las tres
partes se reunieron en el consistorio palmesano para sellar un
acuerdo que garantice la presencia del club balear en el estreno de
su nuevo hogar.
Antonio Asensio cambió el discurso, vendió optimismo y ensalzó
la labor del Ajuntament. Su rostro irradiaba felicidad, porque sabe
que existe un compromiso por escrito para que el estadio sonría a
Europa. El propietario del Mallorca agradeció que los responsables
del multiusos acentúen su trabajo para pulir todos los detalles que
faltan para adecuar el campo («me preocupa la seguridad, el hábitat
del entorno y el césped», aseguraba Asensio) y destacó que «es
importante que se haya encendido la luz ambar».
Joan Fageda aplicó una alocución paralela. Engalanó la reunión y
señaló que «era importante para puntualizar las obligaciones de
cada uno». El alcalde en funciones significó que «el Mallorca se
hará cargo del césped y nosotros pondremos todo lo demás». Claro
que sin la voluntad de la empresa constructora es imposible
finiquitar las obras, por lo que Fageda señalaba que «el miércoles
ya empezaron a trabajar con mayor celeridad y nos han asegurado que
pondrán más gente para que todo esté listo el 11 de agosto. Luego
faltarán algunos detalles, pero no nos hemos marcado ningún plazo
para que se finalicen las obras de forma definitiva».
Todo arrancó el pasado lunes, cuando Antonio Asensio compareció
ante los medios de comunicación para expresar su malestar ante el
discurrir de las obras.
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