Marc Gené (Minardi M01 Ford) acabó la carrera en novena
posición, en la misma vuelta que el vencedor; mientras que Pedro de
la Rosa (Arrows A20) tuvo que abandonar a ocho vueltas del final,
cuando era décimo, al salirse de la pista al final de la recta de
meta.
El finlandés Mika Hakkinen (McLaren MP4/14 Mercedes) había
comenzado dominando la carrera desde su primer puesto de la
formación de salida, controlaba con facilidad a Salo, y el alemán
Heinz-Harald Frentzen (Jordan 199 Mugen-Honda) hacía lo propio con
Irvine, mientras que el británico David Coulthard (McLaren MP4/14
Mercedes) comenzaba su, de nuevo, poco afortunada jornada con una
mala salida y un intento fallido de adelantar a Salo, en el que
rompió el alerón delantero y esto le costó una sanción posterior de
diez segundos en boxes por conducción antideportiva.
Cumplida la mitad de carrera, nada hacía pensar que Irvine
pudiera ganarla; pero la carrera iba a dar un cambio radical entre
las vueltas 21 y 24 de las 45 de que constaba la prueba, cuando los
hombres de cabeza comenzaron a repostar y cambiar neumáticos.
Irvine había logrado superar a boxes a Frentzen y se situaba
detrás de Salo, los tres rodando en un pañuelo; pero el golpe de
escena se produjo con la parada de Hakkinen, cuando la manguera
para suministrar el carburante no funcionó correctamente y eso
duplicó el tiempo de su parada y lo relegó al cuarto puesto.
Salo cedió su puesto a Irvine, Hakkinen adelantó a Frentzen y
cuando iniciaba la caza de los Ferrari el neumático trasero
izquierdo le explotó en la recta que da acceso al estadio y tras
dar varios trompos terminó estrellándose frontalmente contra las
protecciones, sin que sufriera daños físicos.
A partir de ese momento la única amenaza para los Ferrari fue la
de Heinz-Harald Frentzen, pero el alemán no logró impedir el
doblete inesperado de Ferrari, que da a Irvine el liderato del
mundial con 8 puntos de ventaja sobre Hakkinen.
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