Aunque difícil, la victoria estadounidense era posible, pero
nadie esperaba que, llegado el caso, resultara tan abrumadora. Los
americanos pasaron por encima de los europeos como una
apisonadora.
Lehman superó 3 y 2 a Westwood, quien, a pesar de ser el número
dos europeo, ha pasado por Brookline con más pena que gloria;
Sutton ganó 4 y 2 a Clarke, que fue de más a menos esta semana;
Mickelson no tuvo piedad con el debutante Sandelin, a quien le
propinó un inapelable 5 y 3; Love le endosó un aplastante 6 y 5 a
Van de Velde; Tiger Woods abusó del debutante Coltart por 3 y 2, y
Duval trituró por 5 y 4 a Parnevik.
Así las cosas, y con los americanos metiéndolas desde todas las
esquinas en los greenes en una exhibición de putt poco habitual,
los europeos, que sólo contaban en ese momento con tres partidos
encarrilados "Olazábal ante Leonard, Lawrie frente a Maggert y
Montgomerie contra Stewart" comenzaban a echar cuentas para ver de
dónde sacar los cuatro puntos que necesitaban para, al menos,
retener la copa, lo que no pudo ser finalmente.
Los españoles no tuvieron su día
La actuación de los españoles, muy destacada en las dos jornadas
anteriores, fue ayer anodina. El mejor fue José María Olazabal que
mantuvo una pugna con el estadounidense Justin Leonard. El golfista
español llevó la iniciativa en la práctica totalidad del encuentro,
pero Leonard supo rehacerse en el decimoséptimo hoyo y finalmente
se repartieron el punto.
Tampoco fue el día de Sergio García, que perdió su primer
partido en la competición, ante Jim Furyk, ni de nuestro tercer
representante, Miguel Àngel Jiménez, que cayó ante Steve Pate.
Ninguno de los dos tuvo ninguna oportunidad de ganar el punto de su
partido.
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