El Valencia llegó a Múnich con optimismo, pese a la mala racha
por la que atraviesa y pese al mito que existe según el cual el
Bayern es invencible en la época de la fiesta de la cerveza, de que
el equipo levantino decidió alejarse concentrándose en un hotel a
58 kilómetros de Múnich, en la población de Rottach Eggern, a
orillas del lago Teggern.
En todo caso, este mito fue destrozado ya el viernes pasado por
el Stuttgart, que le infligió al Bayern la primera derrota en casa
desde que el entrenador Ottmar Hitzfeld se hizo cargo del club
bávaro.
Esa derrota, fue un golpe muy grande en la moral del Bayern que,
tras un mal comienzo de temporada, había empezado a recuperarse en
las últimas semanas. Los valencianistas, que atraviesan una grave
crisis en Liga, tratan de conquistar un triunfo balsámico y de
asomar la cabeza en la Liga de Campeones.
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