El Real Mallorca ha tenido que esperar 83 años para vestirse de
etiqueta y cerrar la mejor década de su historia. El club que ahora
habita en Son Moix ha cambiado el vestigio perdedor que le acompañó
durante un amplio periodo de su pasado y ahora está acostumbrándose
a convivir con la gloria. Desde que arrancaron los 90, la entidad
balear amontona éxitos y la grada ya no recuerda los años más
oscuros que vivió en la Plaça Barcelona.
Instalado en la máxima categoría nacional en 1990, el equipo que
dirigía Serra Ferrer logró el primer reconocimiento a nivel
nacional. Después de transitar sin vida en la Liga, el conjunto
bermellón fue capaz de alcanzar la final de la Copa del Rey en la
que se midió al Atlético de Madrid. Un gol de Alfredo relegó al
Mallorca al segundo escalón, pero el club puso las primeras letras
en su currículum. Una de las manchas en su hoja de servicios llegó
la temporada 1991/92; última posición en Liga y descenso a Segunda
División. El negro regreso a los orígenes.
El club rojillo dispuso sus mejores galas para intentar el
asalto nuevamente al primer rellano del balompié nacional. En la
primera tentativa (1992/93) el Albacete borró la sonrisa que
llegaron a esbozar los aficionados en una promoción quebrada en el
último suspiro. La sociedad mallorquinista acusó el golpe y durante
dos temporadas el equipo vivió al límite. Acabó quinto en la 93/94
y en la duodécima plaza la siguiente campaña (94/95).
La llegada de Bartolomé Beltrán a la presidencia devolvió la
ilusión al seguidor mallorquín. Con un colectivo de lujo, el equipo
alcanza la promoción. Los postes, el infortunio, Guilherme y el
ambiente hostil de Vallecas dejaron a los de Víctor Muñoz sin
premio. El club agrupó sus ruinas y volvió a intentarlo. El destino
emparejó nuevamente a Mallorca y Rayo en la promoción y esta vez el
conjunto balear tocó el cielo. Carlos Domínguez, Barbero..., goles
para el recuerdo y el regreso a Primera (temporada 1996/97).
A partir de aquí todo fue brillante. Llega Cúper y en el estreno
envía al equipo a la final de Copa y por extensión a la Recopa de
Europa. El Mallorca entra en el Viejo Continente por primera vez en
su historia a pesar de perder el segundo título que se cruzaba en
su camino. El choque épico sirvió para endulzar el llanto y el
título liguero del Barça le abrió la persiana de Europa al conjunto
insular. Además, quintos en Liga y la sensación de haber cambiado
el destino de la entidad.
El curso siguiente estuvo bañado en oro. Héctor Cúper es capaz
de repetir y mejorar. El Mallorca gana su primer título (Supercopa
de España) tomándose cumplida revancha ante el Barça de Van Gaal.
Luego circula por el campeonato doméstico con descaro y consigue
otro hito histórico: se clasifica para la fase previa de la Liga de
Campeones. Pero entre éxito y éxito, el Mallorca transita por
Europa sin complejos y es capaz de arrastrar su trayectoria hasta
la final. El equipo ya era un sentimiento y Birmingham se vistió de
rojo. Sin embargo, Nevdev y Vieri se cruzaron por la vía balear y
volvieron a poner el llanto en el rostro de plantilla y afición.
Con el título de Subcampeón de la Recopa, la marcha de Cúper altera
los planes. El Real Mallorca cierra el milenio consagrado,
respetado y entre la élite.
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