Francina «Fanny» Blankers-Koen, nominada como la mejor atleta
femenina del siglo por la Asociación Internacional de Atletismo, es
un mito del olimpismo. En Londres, en 1948, fue la primera mujer
que lograba ganar cuatro medallas de oro en una misma Olimpiada. La
misma gesta que la lograda en atletismo masculino por Jesse Owens
en los Juegos precedentes. Y la misma trascendencia: Fanny
Blankers-Koen se hizo mundialmente famosa como «la holandesa
voladora». También le llamaban «la madre de los holandeses».
Fue un estandarte para las amas de casa en una época en que la
filosofía machista era atarlas a una pata de la cama. Aquella mujer
casada y con dos hijos derribó no pocas barreras sociales a este
respecto. «Mi marido, Jan Blankers, que era periodista del «De
Telegraaf», solía decir que yo era mejor cocinera que atleta. Tuve
que ponerle picante en la comida y ganar cuatro medallas de oro
para sacarle de su error», me contaba en su apartamento de
Amsterdam una lluviosa tarde de febrero de 1980. Entonces Fanny se
había acostumbrado a ser viuda (su marido murió en 1972) y su hija
Francina y su hijo Jan, que a la sazón contaban 38 y 34 años,
respectivamente, la habían hecho abuela. «Tener nietos es como
ganar la mejor medalla», decía, aunque con la mirada puesta en el
pasado: «Lo más bonito de ganar en Londres fue el recibimiento que
me hicieron en Amsterdam. Toda la ciudad se había asomado al paseo
que va de la estación al Ayuntamiento, mientras una carroza tirada
por cuatro caballos blancos me llevaba a mí, a mi marido y a mis
dos hijos. Fue maravilloso. La lástima es que la guerra no me dió
la oportunidad de participar en las Olimpiadas de 1940 y 1944
porque estoy convencida de que me habrían hecho más recibimientos
en mi ciudad».
En efecto, la II guerra mundial le «robó» a Fanny dos Olimpiadas
que no se celebraron:«Desde 1936 en Berlín, donde yo participé en
salto de altura y quedé sexta, a la de 1948 en Londres, no hubo
ninguna Olimpiada, pero yo no perdí el tiempo: me dedicaba a batir
récords del mundo. Luego en Londres gané cuatro medallas». Así fue
como se convirtió en un símbolo de Holanda: «Un país donde solo
gusta el fútbol», se lamentó. Para añadir: «Los jóvenes de ahora
conocen más a Johan Cruyff que a mi, pero ahí queda mi contribución
al deporte de Holanda, del que tengo el honor de haber sido su
primera campeona olímpica».
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