Armando, que fue expulsado, abandona el terreno de juego con cara de pocos amigos. Foto: TOMÀS MONSERRAT.

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1 MALLORCA: Leo Franco (0), Miquel Soler (1), David (1), Siviero (0), Nadal (1), Olaizola (1), Ibagaza (0), Engonga (0), Armando (0), Carlos (0) y Quinteros (0).
Cambios: Niño (0) por Miquel Soler, min.46
Alvaro Novo (0) por Olaizola, min.60 Da Mota (s/c) por Quinteros, min.83

2 OURENSE: Ramón (2), Xurxo (2), Lambea (2), Chema (2), Roberto (2), Garitano (1), Conjet (1), Oscar Martínez (2), Peláez (1), Djurdjevic (2), Adolfo (2).
Cambios: Dani Cobo (1) por Peláez, min.51
Agustín (1) por Conjet min.71
GOLES: Minuto 53: Chema culmina de cabeza una acción ofensiva del Ourense y bate a Leo Franco, 0-1.
Minuto 75: Oscar Martínez, 0-2.
Minuto 76: Jorge Quinteros, de penalti, 1-2.
ARBITRO: Pérez Lasa (Colegio Vasco). Expulsó con roja directa a Armando. Mostró tarjetas amarillas a los mallorquinistas David Castedo, Carlos, Jorge Quinteros y a Chema, Sánchez por parte del Ourense.
INCIDENCIAS: Alrededor de cinco mil espectadores en el estadio de Son Moix.

MIQUEL ALZAMORA
Las fisuras ante el Betis y el Oviedo, la inoperancia frente al Valladolid y el resquebrajamiento del pasado domingo en el Calderón dieron paso ayer al derrumbe total. El Mallorca ha entrado con muy mal pie en el 2000 y el pronóstico del tiempo augura nuevas tormentas a la vuelta de la esquina. Lo que sucedió ayer no fue una simple derrota, sino la constatación de una evidencia: no se puede jugar sin jugadores. Y al Mallorca le faltan muchos jugadores tanto fuera del campo como dentro de él. No es ninguna novedad que el Ourense amargue la vida al mallorquinismo. Su anterior estancia en Palma colmó la paciencia de la entonces directiva y le costó el puesto a Víctor Muñoz. Por fortuna para él, Fernando Vázquez sigue en el banquillo pero escuchó la primera pitada "monumental pitada" de una afición con el suficiente sentido del ridículo como para ir abandonando escalonadamente el estadio antes de asistir a la confirmación final del siniestro.

Los negros presagios cubrieron el cielo de Son Moix bien pronto, cuando Vicente Engonga estampó en el palo un disparo candidato a batir a Ramón. Fue sólo una ocasión y ahí terminaron las intenciones de un Mallorca rácano y especulador, que daba por bueno el empate sin goles desde que saltó al campo.

Nadie parecía sufrir el «síndrome del Molde», hasta que Chema se encargó de recordarlo. El ex mallorquinista rompió la tenue barrera que ayer separó a los de Vázquez de la Segunda División con un remate de cabeza que Leo Franco fue incapaz de atajar. Son Moix comenzó a retumbar. Carente de juego de bandas y con un centro del campo torpemente diseñado (el doble pivote Niño-Engonga fue inoperante hasta la desesperación), el Mallorca trató de enmendar errores a golpe de improvisación. El equipo entró en una fase de juego que invitaba a una cierta esperanza y Carlos Domínguez dispuso de una buena ocasión pero de su cabeza sólo salió un remate fofo que Ramón atajó sin problemas. El Ourense eligió un buen momento para terminar de comerle la moral a su oponente. A falta de quince minutos para el final Oscar Martínez dibujó la sonrisa en el equipo gallego con un segundo gol que descomponía definitivamente a este Mallorca reducido a cenizas. El equipo siembra tantas dudas que ni siquiera el penalti transformado por Quinteros llevó esperanza a las gradas.