Arrinconado el fatídico capítulo de las bajas y con la plantilla
casi al completo, el grupo bermellón intentó transportar al césped
la buena onda que le dio haber ganado el domingo pasado al Celta y
empezó el partido muy entonado, buscando continuamente las
referencias de Lauren y Stankovic, elevando balones por las bandas
para centrar hacia esa zona donde tanto le gusta a Tristán que le
dejen a su aire. En los primeros minutos, en suma, el Mallorca lo
hacía bonito, con el Deportivo a remolque. El Mallorca estuvo a
punto de llevar su superioridad inicial al marcador, pero Carlos se
quedó sin fuelle al servir un balón al centro del área, donde
esperaba en algún sitio su compañero y paisano.
Ahí, a más de cien metros del área de Leo Franco, comenzó a
gestarse el primer gol del partido y ése fue para el Deportivo. En
un rápido contragolpe, Djalminha se recorrió la banda en cuatro
zancadas, sirvió a Makaay en una jugada muy similar a la
mallorquinista y éste empalmó un disparo que dejó pasmado al
guardameta bermellón. Va un tópico: del posible 0-1 se pasó al 1-0.
Como diría Vázquez al término del choque, así se escribe la
historia.
El partido quedó muy lejos de resolverse con aquel gol.
Extasiado por un liderato tan enorme, al Deportivo le dio una
lipotimia y renunció durante muchos minutos a llevar el peso del
partido. El Mallorca aceptó de buen grado la oferta de su
anfitrión. Adelantó líneas, tocó el balón con cierto criterio en la
zona medular y buscó situaciones de ventaja en el área rival. Fue
ahí donde comenzó el calvario bermellón. Con el punto de mira muy
desviado, Tristán y Carlos fallaron sendas ocasiones clamorosas
para enmendar el tanto gallego. Aún así, el Mallorca seguía
poseyendo el balón, y con él, una cuota importante de poder en el
encuentro. Todo pintaba bien, de no ser por un detalle: no había
manera de marcar un gol. De lo que el Mallorca careció durante todo
el encuentro, el Deportivo lo encontró por partida doble. El
segundo gol lo firmó el grupo de Irureta cuando más lo necesitaba y
tras una jugada de una elaboración tan sencilla como la del primer
tanto. Makaay se planta en dos patadas en el vértice del área
bermellona, centra a Djalminha, disparo ajustado al palo y 2-0.
Con el tiempo casi cumplido, Tristán acortó distancias al
ejecutar un magistral remate de cabeza replicando un medido pase de
Armando. Y no hubo tiempo para más. El Deportivo no quiso otro
empate en tiempo de descuento como el firmado en la primera vuelta
en Son Moix, ralentizó el partido y dejó pasar los segundos hasta
sentirse mucho más líder.
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