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Para el Muñeco esto no es un juego, sino un test de prestigio. La estrella del Mónaco confía en que el grupo que dirige Claude Puel lave su imagen el próximo jueves y relegue a un simple mal recuerdo el duro castigo recibido el pasado jueves en Mallorca. El 4-1 de Son Moix ha convertido el encuentro de vuelta en una auténtica cuestión de honor, y tanto el media punta argentino como el resto de la plantilla se han conjurado para devolver al Mónaco su buen nombre en Europa. «Tenemos noventa minutos, tiempo suficiente para marcar tres goles. De hecho, el Mallorca consiguió cuatro, así que nada es imposible. Somos conscientes de que la eliminatoria será muy complicada, pero no la damos por perdida. Afortunadamente, contamos con recursos suficientes para pensar en la remontada. Podríamos decir que tenemos ganas de revancha, de venganza deportiva porque la derrota en Palma fue muy dura.» Respecto a la goleada que encajó su equipo en el partido de ida, Gallardo definió el marcador como algo inexplicable. «Hemos comentado mucho lo que sucedió y, francamente, no encontramos las claves de la derrota, sobre todo teniendo en cuenta que el primer gol lo marcamos nosotros y eso en una competición como la UEFA puede resultar definitivo. Sin embargo no fue así, y ahora tenemos que tratar de subsanar los errores que cometimos. Posiblemente fuimos demasiado generosos en el ataque, adelantamos mucho nuestras líneas y eso es algo muy peligroso ante un equipo tan eficaz al contragolpe como el Real Mallorca», afirmó el media punta.

Gallardo apuntó también otro factor que, según dijo, servirá de acicate al equipo: la presión ambiental. Aunque la afición monegasca no puede calificarse precisamente de cálida "apenas diez mil personas asisten al Luis II en los partidos de Liga" el 4-1 en Mallorca escoció en el Principado y los seguidores exigen una reacción.