Gica Hagi, en un momento del entrenamiento en Son Moix. Foto: TOMÀS MONSERRAT.

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Muy lejos de la estrategia victimista que han empleado otros rivales del Mallorca en la UEFA, el Galatasaray llegó ayer a Palma dispuesto a exhibirse tal cual es. Tanto los jugadores como el técnico airearon, cada vez que tuvieron ocasión de hacerlo, su convicción de que alcanzarán las semifinales del torneo. La única duda de los turcos es si el Mallorca se quedará en la cuneta en el encuentro de ida o si la liquidación final se producirá en Estambul. El próximo escollo de los bermellones en la competición es un grupo compactado por una gran fe en sí mismo, absolutamente seguro de su superioridad y además no tiene ningún problema en decirlo. En esta ocasión no hay trucos ni disfraces de pieles de cordero.

Pese a la seguridad en sus propias fuerzas, el Galatasaray ha adoptado medidas cautelares de cara al encuentro de mañana. El entrenador, Fatih Therim, no está dispuesto a mostrarle a Vázquez ni una sola carta y ha ordenado que el entrenamiento de hoy sea a puerta cerrada. Convencido de que su grupo es mejor, Therim sólo tuvo palabras de respeto para el Mallorca: «Es un equipo francamente bueno que está haciendo grandes cosas gracias a su bloque», indicó el técnico turco a su llegada al aeropuerto de Palma. El hermetismo de Therim sobre cualquier cuestión táctica contrastaba ayer con la exhaustiva información del equipo que manejaban los periodistas turcos desplazados a Mallorca. Todos traían el once titular en las carpetas y éste no es otro que el formado por Tafarell bajo los palos; una zaga de cuatro compuesta por Umita, Capone, Popescu y Ergun; un centro del campo capitaneado por Hagi con Okan, Suat y Emre; y por último, la dupla atacante de Arif y Hakan Sukur. El resto de convocados son Mehmet (portero suplente), Bulenti, Fatih, Unsal, Marcio y Sas. Una lista con pocos nombres, pero sobrada de oficio.