El tercer cuarto volvió a resultar funesto para los intereses del cuadro mallorquín. En este periodo acumuló un déficit enorme que acabó condicionando sus posibilidades de éxito.
Albert Roure, que jugó un papel determinante a la hora de levantar a su equipo, desperdició la última opción inquense para resucitar. Con 72-69 en el marcador y a falta de 35 segundos para el final, el escolta erró un lanzamiento y enterradas quedaron las opciones de su equipo.
La fragilidad bajo los tableros y los errores en la línea de tiros libres (2 de 8) evitaron que el Inca proyectara en el marcador su manejo de partido.
El cuadro mallorquín volvió a conceder excesivas oportunidades a su rival y las segundas opciones fueron lo que casi siempre mantuvo a flote al Badajoz.
En un duelo táctico a más no poder, el Inca tuvo buenas respuestas a casi todas las minas defensivas que planeó el cuadro pacense, pero los pequeños detalles le condenaron a moverse por debajo en el marcador.
Roe asumió máximo protagonismo y se convirtió en la principal referencia ofensiva balear (12 puntos en el primer acto), pero bajó sus prestaciones tras el descanso, cuando llegó el desastre.
El Inca se atascó ante la zona local y el Badajoz no desaprovechó la ocasión para abrir brecha en el marcador. No obstante, un error arbitral en el último segundo de este periodo agrandó la herida mallorquina. Se concedió un triple fuera de tiempo al Badajoz y además Olmos fue sancionado con falta técnica. De un 46-42 se pasó a un 51-41.
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