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El Mallorca juvenil busca su corona. El colectivo que dirige Tomeu Llompart ha conseguido ingresar en la Copa del Rey a falta de tres jornadas para cerrar la fase regular y ya piensa en una competición que subraya la trayectoria del mejor equipo nacional en la División de Honor junto a 15 rivales de la geografía española.

Es el conjunto balear uno de los invitados de lujo para la copa. Con una plantilla excepcional y un técnico sobresaliente en oficio, los mallorquines han decidido olvidar el Miquel Nadal para aplicar sus conocimientos sobre la hierba del Lluís Sitjar, escenario de excepción que ha condicionado las visitas de los equipos del grupo levantino. El club de la Plaça Barcelona echó mano de la agenda (bajo la supervisión de Pep Bonet) y formó un plantel brillante. Llegaron futbolistas como Viale (Granollers), Rafael Leva y Jordi Vinuesa (Damm), Toni Roig (Campos), Fernando Ramón (Cide) y un buen puñado de jugadores procedentes del filial entre los que destacaban Albert Riera, Paco Amate y Pubi. Junto a ellos, la calidad de Julián Robles y la chispa ofensiva de Chando.

Sólo el FC Barcelona ha sido capaz de sombrear el trayecto de un conjunto minado de talento.
«Este equipo aspira a todo», resumía el técnico Tomeu Llompart. El preparador de Inca confía en su plantilla porque «es trabajador, agresivo y tiene una enorme calidad. Somos muy regulares y uno de los máximos realizadores a nivel nacional y creo incluso que podemos aspirar a conseguir el primer puesto que ahora ostenta el Barça. Sería, junto a la trayectoria del filial, un éxito para el fútbol base del Real Mallorca». Llompart asume que esta temporada confeccionar un mismo once durante dos partidos consecutivos ha sido una odisea porque «las lesiones del primer equipo nos han condicionado a todos. Hemos estado siempre pendientes de los que convocaba Vázquez, pero la plantilla es muy extensa y le hemos sacado mucho partido», argumentaba el técnico.