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Puede que no lo supieran, pero el pasado domingo Lauren y Carlos homenajearon con sus goles a una larga lista de nombres. Tan larga que resultaría ridículo estamparla en una de esas camisetas que se exhiben con los brazos en alto cuando el balón se aloja en la red. Cuarenta años antes de que el Mallorca se garantizara su cuarto curso consecutivo en Primera División derrotando al Alavés, un puñado de excelentes jugadores conducidos por el argentino Juan Carlos Lorenzo firmaba la primera inscripción de la entidad en la máxima categoría del fútbol nacional. Fue un 17 de abril de 1960, en el campo levantino del Vallejo. El Mallorca visitaba al Levante necesitado de eso que luego iba a convertirse en una constante en su vida: una carambola. El equipo de Lorenzo tenía que ganar, pero además que el Córdoba, entonces líder, tirase el ascenso por la borda en la última jornada y jugando en casa. Casi nada. Y salió cara. Los goles de Mir y Rodríguez II sumados al inconcebible batacazo del equipo cordobés llevaron al Mallorca a su primera gran fecha histórica. Ese día, Jaume Rosselló escribía su nombre como el primer presidente del Mallorca que saboreó la división de honor. En aquel equipo no figuraba Juan Forteza, que cumplía una sanción, pero el destino quiso compensarle dejando que inaugurara el marcador en Primera.