El brillo de una figura en ciernes, Juan Carlos Ferrero, y de un
campeón dispuesto a volver, Sergi Bruguera, contrastó en la segunda
jornada del Seat Godó con el sufrimiento de Carlos Moyá, quien
superó ronda como también lo hizo Alberto Berasategui. Ferrero puso
la clase ante un rival complicado, como el francés Nicolas Escudé.
El español obsequió al público con un tenis de precisión que
desesperó a su rival. Parecía jugar con un GPS, en vez de con una
raqueta, sus golpes siempre encontraban las líneas y tuvo
suficiente con una rotura (4-3) para alzarse con la primera manga
(6-4).
Escudé vio cómo todo se le podía escapar y arriesgó en el
segundo capítulo. Logró la ruptura en el cuarto (3-1), pero perdió
a continuación su servicio y después cimentó su triunfo en la
seguridad (7-5).
Dos campeones de Roland Garros, el barcelonés Sergi Bruguera y
el mallorquín Carlos Moyá, fueron los siguientes que resolvieron
sus encuentros en la central. Bruguera, tras un año de ostracismo,
entre lesiones físicas y dudas psicológicas, recordó en algo a
aquel gran jugador que fue. A Carlos Moyá le costó resolver pues el
mallorquín tuvo a su alcance la victoria con 6-4 y 4-1, pero
incomprensiblemente entonces le asaltaron las dudas y permitió la
reacción del francés Arnaud Clement, quien enlazó cinco juegos
consecutivamente para igualar a un set. En la manga definitiva,
Moyá se sintió algo más cómodo, pero sin acabar de soltarse y al
final venció tras conseguir una ruptura en el décimo juego. Otro
español, Alberto Berasategui, también pasó a ronda.
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