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El brasileño Gustavo Kuerten y el sueco Magnus Norman impusieron la intensidad de su juego, y con un tenis espectacular, en el caso del primero, y práctico, en el segundo, alcanzaron la final de Roland Garros, donde se verán las caras el próximo domingo.

Kuerten, campeón en 1997, dio toda una lección de fortaleza mental, de agresividad y de saber luchar; venció a Ferrero, de 20 años, en tres horas y 38 minutos, por 7-5, 4-6, 2-6, 6-4 y 6-3 saliendo prácticamente de la tumba.

Norman tuvo menos problemas para aplicar su método, y en una hora y 57 minutos doblegó al argentino Franco Squillari por 6-1, 6-4 y 6-3. Ahora quiere ser el sucesor de Bjorn Borg y Mats Wilander, los únicos suecos que ganaron en París.

Ferrero estuvo a un paso de convertirse en el sucesor de Mats Wilander, último debutante en el cuadro grande que ganó Roland Garros en su primer intento. Quizá lo hubiera conseguido de no ser Kuerten su rival, de no encontrarse con el mejor Kuerten, que ya avisó que aunque Ferrero será uno de los grandes, él también salió como perdedor hace tres años contra Sergio Brugera y ganó el título. Si el cansancio no le pasa factura, Kuerten puede aspirar a su segundo título en París. El duelo de gladiadores de ayer fue lo mejor del torneo hasta ahora, con un Kuerten a lo gran campeón haciendo de tripas corazón cuando sus piernas y espalda no le respondían. El brasileño pagó con creces el esfuerzo realizado en el primer parcial, porque sus piernas quedaron tocadas para el resto.