Desde el principio se sabía que, con la llegada de la alta
montaña "que se complicará todavía más en la undécima etapa", se
iniciarían también las hostilidades, y la jornada no falló a las
expectativas, pues casi desde el principio se rodó a un ritmo
frenético y se sucedieron los ataques.
Sin embargo, no fue hasta el kilómetro 37 cuando se produjo la
escapada buena, cuando se unieron en cabeza del pelotón una serie
de hombres que habían ido saltando y que en total eran 16. Kloden,
Odriozola, Massi, Del Olmo, Gustov, García Casas, Bouvard, Botero,
Cardenas, Castanheira, Faresin, Santos González, Flecha, Pugaci,
Peña y Camenzind.
A pesar de haber hombres importantes en el grupo, el pelotón
principal consintió la escapada y poco a poco el hueco se hizo más
grande, con tímidas reacciones de algunos equipos en determinados
momentos, pero lo cierto fue que ese paquete de corredores llegó a
tener una ventaja máxima de más de trece minutos cuando en el
pelotón se dio la voz de alarma y que mucho tiempo atrás ya
colocaba a Santos González como líder virtual.
Ya en las rampas de la tercera ascensión del día, La Creueta, de
primera, se rompió por completo el grupo, el Kelme había impuesto
un ritmo tan vivo que ni siquiera pudieron avituallarse la mayoría
de los corredores y las primeras sorpresas comenzaron a producirse.
Alex Zülle, con evidentes problemas comenzó a quedarse atrás para
llevar a la meta de La Molina ya sin opciones de futuro. Olano fue
otro de los ilustres que dio muestras de debilidad, pero al final
pudo entrar sin ceder demasiado terreno, 2:47 en cuanto al vencedor
y escasamente unos segundos frente a rivales de la talla de Jan
Ullrich, Igor González de Galdeano, Fernando Escartín o Roberto
Heras, entre otros.
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