TW
0

Para Eric Moussambani, el nadador guineano que convirtió su debut en cien metros en un test mundial de paciencia, lo importante era participar. Para José Luis Ballester, ir a Sydney era ir a visitar el podio. El regatista pollencí protagonizó ayer en Son Sant Joan una escena muy diferente a aquella llegada triunfal de julio del 96, el año en que se bañó en oro. Con la moral en las antípodas respecto a la experiencia de Atlanta, Ballester traía el noveno puesto escrito en la cara. «Ahora mismo lo que quiero es descansar y sobre todo recuperar la ilusión por hacer cosas, que a veces se te va», señaló el regatista mostrando evidentes signos de cansancio y decepción.

«Los Juegos no han sido buenos para mí. Comencé enfermo, entrenando y compitiendo con un fuerte dolor de huesos y además el barco no respondió al poco viento que ha hecho. Tuvimos mala suerte porque entrenamos en unas condiciones meteorológicas muy distintas a las que se dieron durante la competición. Ya digo, no han sido nuestros Juegos pero entraba dentro de las posibilidades y no pasa nada», señaló Ballester, que da por cerrado su ciclo en vela ligera para dedicarse a nuevos proyectos en crucero.

El olímpico mallorquín elogió los éxitos de Llaneras y Fullana con la misma intensidad con que reconoció su mala actuación: «Está claro que el balance ha sido extraordinario. Presencié en directo la prueba de puntuación de Llaneras y disfruté a tope porque además Toni Cerdá me había explicado la táctica. Luego vino lo de Marga, que fue genial. Además fue la reina la que me dio la noticia. Me dijo: 'una palmesana ha quedado tercera en mountain bike y ha sido una lástima porque se cayó cuando iba primera'. Ha sido un éxito total. La verdad es que hace ya tres olimpiadas que Balears contribuye mucho a salvar la papeleta del comité español. Me siento francamente satisfecho».