La magnitud de la ceremonia recordó a la que hace más de un mes inauguró los Juegos Olímpicos.

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EFE - SYDNEY Una intensa y emotiva ceremonia rodeada de un espectacular montaje de luces y sonido, que tuvo como colofón la apertura oficial de los undécimos Juegos Paralímpicos, izó el telón del mayor acontecimiento deportivo para discapacitados, con la atleta minusválida Louise Sauvage como responsable de encender el pebetero de Sydney. La deportista australiana, ganadora de siete medallas de oro y una de plata en Atlanta'96 y de tres oros y una plata en Barcelona'92, recibió en su silla de ruedas la antorcha de manos del esquiador Michael Milton y llegó hasta el centro del césped entre uno de los huecos que separaban los mil paneles de figuración expuestos sobre el terreno.

De ahí surgió el pebetero que, tras recibir el fuego de la atleta, prendió el reflejo en una de las gradas y escapó hacia otro pebetero situado en lo alto del Estadio Olímpico, donde permanecerá hasta el final de los Juegos. Fue el estallido de emoción que oficializó el inicio de la competición y cuya fiesta de apertura quedó completa con el concierto final que ofrecieron Yothu Yindi, Billy Thorpe, Christine Anu, Vanessa Amorosi, Taxiride y Kylie Minogue.

La magnitud de la ceremonia recordó a la que hace más de un mes inauguró los Juegos Olímpicos. Un zepelín recorrió el cielo del recinto mientras dos mil niños llenaban de color la escenificación sobre el decorado situado en el césped del estadio. La delegación de Argelia abrió el desfile de los siete mil atletas y oficiales.