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Miquel Angel Nadal, uno de los últimos representantes del inolvidable Dream Team que diseñó Johan Cruyff, volverá a enfrentarse al equipo en el que militó durante ocho temporadas. La tozudez de Van Gaal acabó con el ciclo del manacorí en el Barça y dio inicio a su segunda etapa en el Real Mallorca. El año pasado ya experimentó la sensación de enfrentarse a su ex equipo y el sábado repetirá experiencia. «El del sábado será un partido especial, pero quizás no tanto como los del año pasado», comentó el futbolista.

El tiempo pasa y lo denominados «partidos especiales» van quedando sólo para algún que otro titular de prensa y poca cosa más. Sin embargo, Miquel Angel, como el resto de sus compañeros en el Mallorca que han pasado por el club, sabe que vestir la camiseta del Barcelona deja una marca imborrable. «Allí me pasaron muchas cosas agradables que no se pueden olvidar. El militar en uno de los clubes más importantes del mundo es algo que quieras o no deja huella en un deportista pero todo esto a la hora de jugar un partido se olvida. El sábado nos enfrentamos a un equipo con una gran calidad, al que será muy difícil doblegar. Los sentimientos y recuerdos deben quedar atrás ya que nosotros tenemos que luchar a muerte por conseguir los tres puntos», comentó Nadal.

El manacorí se refirió también a su gran amigo, Llorenç Serra Ferrer, actualmente entrenador del Barcelona. La llegada del entrenador de sa Pobla ha supuesto, en opinión de Nadal, que el club vuelva a abrirse hacia todo el entorno. «Llorenç es un gran entrenador y se ha encontrado con la circunstancia positiva de substituir a un técnico que no terminaba de tener una gran comunión con el aficionado. Desde fuera se intuía un divorcio colectivo y ahora hay más compenetración entre todas las esferas del club. Todo el mundo va junto y no existen las separaciones que había antes», señaló el defensa de Manacor.