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Otros tres puntos que le vuelan. A la Real Sociedad le cuesta acostumbrarse al nuevo campo. Para los donostiarras el dejar Atocha supuso algo más que el abandonar un recinto carismático. El cambio a un estadio moderno, funcional y cómodo ha traído consigo un traumático cambio de hábitos que aún no se ha superado.

El más importante de ellos, el cambio radical de estilo de juego. En Anoeta, con pistas de atletismo circundando el terreno de juego, ya no sienten el aliento del público en el cogote como sentían en Atocha, donde hacían del patadón y tente tieso su santo y seña. Tampoco pueden colgarse del poste en un clásico cerrojazo como hacían en Atocha en tiempos de Benito Díaz, o intimidar al contrario lanzándole tornillos como se hacía, con especial saña, con Paco Buyo.

El Mallorca lleva mucho mejor el cambio de escenario, del Lluís Sitjar, con el público encima, a Son Moix, abierto y frío, porque su fútbol es más elaborado y técnico que el que practica la Real Sociedad, un equipo con muchas carencias en todas sus líneas lo que explica su actual zozobra liguera, goleado sucesivamente por Barcelona y Real Madrid y en puestos de descenso. A los equipos del norte ya no les favorece ni la lluvia y el terreno embarrado.

Anoeta trae buenos recuerdos al deporte mallorquín. En su velódromo Guillermo Timoner ganó su sexto y último Mundial en 1965, y Miguel Mas, su primer y único título de campeón del mundo el mismo año. Y el Mallorca demostró ayer que sabe desenvolverse en cualquier terreno. Muy firme en defensa, con Fernando Niño cumpliendo en su papel de «torre gemela» con Nadal, y unos laterales donde destaca la sobriedad y oficio de Olaizola, por la derecha, y el temperamento, la raza y el espíritu ofensivo de Miguel Soler por la izquierda. Pero lo mejor es que es un equipo compensado, brillante incluso en el centro del campo con la lucha de Marcos y las aportaciones técnicas de Engonga e Ibagaza, en especial este último que reafirma sus excelentes condiciones partido a partido. Su excelente visión del juego es un aval para sacar el mejor provecho a la velocidad de Eto'o, Luque y en menor medida Finidi. Stankovic, al que Luis Aragonés da minutos, vuelve por sus fueros.