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Felipe Campuzano vive en la Línea de la Concepción (Cádiz) una historia de acordes y balompié. Hastiado de recorrer la geografía nacional sin encontrar una referencia tangible para madurar futbolísticamente, el mallorquín ha decidido explotar su vertiente artística paralelamente a su carrera como jugador. Estudia piano en el conservatorio de la Línea gracias a una beca que le ha concedido el Ayuntamiento de la localidad gaditana y por las tardes se ejercita con el equipo que milita en el grupo IV de Segunda B.

«Mi prioridad es el piano, pero no me olvido del fútbol», significaba Felipe. Habla con nostalgia de su paso por el Mallorca y resignado tras su experiencia en el Atlètic y relata la historia que le llevó a Andalucía: «después del ascenso con el filial la política de club nos perjudicó porque tuvimos que marcharnos todos los que acabábamos contrato. Luego, en el Atlètic realizamos una liguilla desastrosa. Cuando acabé me entrené con el Poblense para no perder la forma, mientras hacía algunas galas en fiestas privadas y locales nocturnos. Pero a través de un intermediario pude entrevistarme con la Concejal de Cultura de la Línea de la Concepción que me ofreció una beca para estudiar en el conservatorio».

Sin embargo, Felipe Campuzano quería prolongar su actividad como futbolista y «aprovechando que la Balompédica Linense juega en Segunda B he empezado a entrenar con ellos. Estaré un período a prueba y espero quedarme en el equipo para poder compaginar las dos cosas y ganar un poco de dinero para subsistir aquí», explicaba Felipe.

Su currículum subraya su paso por las categorías inferiores del Mallorca y señala un trayectoria efímero y oscuro por Valladolid y Granada. Recaló en el Atlètic Balears y «pensé en instalarme en la isla y jugar en algún equipo de Tercera, pero he preferido una opción que me ofrece la posibilidad de perfeccionar mis estudios y seguir jugando a un cierto nivel. Espero que las cosas me vayan bien pero, si no es así, volverá a Palma», agregaba Campuzano. A la sombra de su padre, Felipe Campuzano busca un hueco entre la música y el fútbol.