Cuando Olmos busque en sus orígenes no dudará en fijarse
atentamente en un enclave del centro de Mallorca, fundamentalmente
porque ese fue el escenario de su catarsis. El entrenador que
desprendió al Inca del estigma perdedor que había paseado durante
demasiados años llegó a la capital es Raiguer con una hoja de
servicios repleta de cosas interesantes, pero también con mucha
juventud y huérfana de sustancia en categoría profesional. Olmos
creció en Pamesa, ganó partidos en Calpe, pero se forjó en Inca. Es
algo que nunca ha ocultado.
Instalado desde hace varios meses en Huelva, este entrenador que
vive las horas previas a cualquier partido bajo un estado de
ansiedad fuera de lo común, ha dejado claro que es un tipo
agradecido. «Bàsquet Inca me dió la oportunidad de dar un salto muy
importante para cualquier profesional; apostaron por mí y eso no se
puede olvidar. Personalmente considero que la temporada fue muy
buena en todos los sentidos. Conocí a muy buena gente y si dijera
que el partido del jueves no será especial estaría mintiendo».
Independientemente del carácter emotivo que envuelve el partido
"también regresa al Palau Rafa Monclova, un jugador por el que la
grada profesó siempre un afecto especial", dejar de lado la
aritmética resultaría absurdo. Huelva es un equipo pujante. Apagó
la estela ganadora del León en su propio centro de operaciones y su
nombre figura junto a los mejores del grupo. «Nos ilusiona cerrar
el año ganando, pero también tenemos claro que el del Palau será
uno de los partidos más complejos de la temporada. El Inca es uno
de los equipos importantes de la Liga, tanto en el aspecto
deportivo como en el económico, y habrá que rendir a un nivel alto
para ganar. Además, cuando te enfrentas a un rival directo el
efecto de la victoria o la derrota suele ser doble», aseguró Olmos
en declaraciones efectuadas a Ultima Hora
Radio.
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