61 LOS BARRIOS: Uriz (8), Escudero (4), Lucho Fernández (), Bárcenas (3), Blackwell (23) "cinco inicial", Tortajada (2), Carlos Martínez (5), Paco García (2), Lebedev (2) y Rosa (10).
19 de 34 en tiros de 2 puntos. 1 de 16 en tiros de 3 puntos. 20 de 24 en tiros libres. 20 rebotes (18 en defensa y 2 en ataque). 28 faltas personales.
ÀRBITROS: Palenzuela Pastrana (Castilla León) y Sacristán Barazón (País Vasco). Excluyeron por cinco faltas personales a Montañana (Inca), Paco García y Bárcenas (Los Barrios).
ALBERT ORFILA
Justo cuando más la necesitaba, Drac Inca topó con un alma caritativa que no dudó en entregarle el partido sin rechistar. En apenas veinte minutos, el grupo balear cosió un triunfo terapéutico y aprovechó la ocasión para alterar su propio retrato. Cerró el primer acto con medio centenar de puntos en su cuenta corriente (50-26) "algo casi prohibido en el Palau" y degolló al Los Barrios con una defensa que siempre acarició el límite del reglamento.
Es curioso, pero esta vez el ataque del Inca adquirió más notoridad que su trabajo defensivo. Fue el principal factor de desequilibrio. Sucedió el día en que se estrenó Orlando Lightfoot, un jugador interesante pero que nadie sabe muy bien todavía de que juega. Ha llegado para sustituir a Stuckey, pero pisa poco la pintura, rebotea como cualquier alero y fue el jugador local que más triples lanzó (siete). Curiosa apuesta.
Lightfoot irrumpió en la cancha con la cita medio torcida (minuto 8, 15-4). Oliete lo había intentado casi todo. Cambió defensas y tiró de todo su arsenal (utilizó a ocho jugadores), pero nada salió bien, sobretodo porque en baloncesto hay que meterlas y su equipo acabó el primer cuarto con un expediente miserable: 23-6. No hay excesivas cosas que reprochar a la actitud de sus jugadores, pero en el cruce de caminos de ayer las velocidades de uno y otro fueron bien distintas.
Inclinado el duelo en un abrir y cerrar de ojos, Inca aprovechó la tesitura para disparar sus números hasta rentas inimaginalbes y abusar de un equipo completamente desquiciado. Santi Aldama marcó el territorio dentro de la pintura y Anthony Stacey se hartó de rebotear. Miguel Àngel Cabral mostró síntomas de rehabilitación, Luis Merino reivindicó más minutos y Villar manejó el partido cuando quiso y como quiso.
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