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Rafa Sanz ha tirado durante los últimos días su discurso más moderado. En plena cuenta atrás de un nuevo cruce de caminos con el Drac Inca, el técnico de Cajasur ha ofrecido la cara B de un repertorio apaciguador y forjado a base de respeto. Las estridencias han quedado relegadas a un segundo plano y Sanz ha dejado algo claro: su espíritu no es revanchista.

Tratado con saña en su regreso al Palau "entre otras cosas, se repartieron esquelas en las que aparecía su nombre", el preparador andaluz ha decidido pasar página. «Aquí cada uno es libre de expresarse como quiera y la verdad es que prefiero que se metan conmigo que con el equipo. No hay nada más que añadir. De todas formas, debo reconocer que enfrentarnos al Inca siempre tiene un morbo especial, aunque siempre dentro de un contexto deportivo», advirtió Rafa Sanz a esta redacción.

Una vez más, la competición ha querido que el enésimo pulso entre Cajasur e Inca llegue envuelto de trascendencia. Cajasur maneja un escaso margen de error para acceder a los playoffs y el Inca no quiere renunciar al factor pista. «Estamos ante un partido muy importante, pero tampoco debemos obsesionaros porque eso genera ansiedad. Sabemos que vamos a topar con un rival muy incómido, muy sólido en defensa y que también se juega bastante. El Inca está realizando una buena temporada y si queremos ganar debemos estar serios. ¿Si me gusta su baloncesto?. Cada uno tiene una forma de ver las cosas, pero no voy a entrar a valorar si me gusta como juega el Inca».

Cerrados días atrás el fichaje del base Alex Bento (ex jugador del Fórum Valladolid), Cajasur ha completado el rediseño de su equipo con la contratación del alero estadounidense Aaron Bates, que debutará el viernes ante el Inca. En el cuadro andaluz, Dani Merchán, Castellanos, Felipe García y Steve Horton, cuatro rostros conocidos.