(EFE)
La exitosa trayectoria trazada por la Copa del Rey desde que la ACB
decidió ampliar la fase final para dar cabida a ocho equipos, hace
ahora catorce años, está a punto de experimentar un nuevo y
trascendental fenómeno de crecimiento incontrolado que ocurrirá en
Málaga. Las circunstancias se han aliado para que las arrolladoras
cotas de popularidad y calidad deportiva alcanzadas a lo largo de
esta «década prodigiosa» de la Copa queden definitivamente acuñadas
como señas de referencia obligada para las competiciones de elite
de este siglo.
En medio del tremendo coste que la ruptura de las competiciones
europeas ha supuesto para el prestigio y el arraigo social del
baloncesto, sólo una ciudad talismán como Málaga y un torneo como
éste, donde las jerarquías no existen, podían disipar la confusión
que en los últimos meses rodea las canchas. La incondicional
fidelidad que la afición malagueña profesa a la canasta, refrendada
jornada a jornada con la presencia de más de 8.000 espectadores en
las gradas del pabellón José María Martín Carpena, ha convertido la
capital de la Costa del Sol en una de las mecas del universo
ACB.
El azar ha querido que la Copa aterrice en ese oasis de
abundancia un año después de lo previsto en principio, justo cuando
más falta hacía que un golpe de efecto volviera a situar el
baloncesto en el punto de mira del gran público. Y justo también
cuando la final a ocho va a disputarse por primera vez con
posesiones de 24 segundos, cuatro cuartos y las demás innovaciones
introducidas después de Sydney 2000.
La reducción del tiempo de posesión ha acelerado el ritmo y ha
hecho crecer la puntuación de los partidos, mientras que la
división en cuartos ha significado un profundo cambio en la
filosofía de los equipos, que ahora necesitan plantillas más largas
para mantener la intensidad los cuarenta minutos. La influencia que
ambas reglas han ejercido en la dinámica del juego y la elección de
una sede emblemática despejan la última incógnita de la fórmula que
ha conducido a la Copa hasta su privilegiada posición actual, en la
cúspide del deporte español y europeo.
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