La de ayer fue la 46 victoria de Michael Schumacher y la séptima
consecutiva que logra, con lo que se acerca a las nueve que el
también ferrarista Alberto Ascari consiguió entre 1952 y 1953.
Fernando Alonso ha vuelto a cumplir con lo previsto, terminar la
carrera, pero esta ha sido un calvario para el piloto asturiano,
que ha tenido que detenerse en cinco ocasiones en boxes para
cambiar neumáticos, a pesar de lo cual ha terminado por delante de
su compañero de equipo, el brasileño Tarso Marques, que tan sólo
paró tres veces.
La tormenta que descargó sobre el circuito de Sepang obligó a
neutralizar la carrera entre las vueltas cuatro a diez, a pesar de
lo cual era tal la cantidad de agua acumulada en la pista que los
coches se salían a pesar de llevar neumáticos de agua y Alonso no
se escapó a la regla general, aunque pudo terminar la prueba.
Quizá en esa salida de pista dañó algún elemento de la
suspensión, lo que le obligó a detenerse más veces de las previstas
al deteriorarse los neumáticos. Sin embargo el piloto asturiano, al
igual que ocurrió hace quince días en Australia, atacó hasta el
final y si entonces logró su vuelta rápida en el último giro, ayer
lo hizo a cinco del final.
El de ayer fue el tercer doblete consecutivo de Ferrari en las
tres ediciones que se han disputado del Gran Premio de Malasia y
para ello la escudería italiana ha contado con la suerte de los
campeones, ya que en la tercera vuelta, cuando Michael Schumacher y
Rubens Barrichello ocupaban las dos primeras posiciones y comenzaba
a llover, ambos se salían de la pista al verse sorprendidos por el
aceite dejado por el motor del coche de Olivier Panis.
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