FERNANDO FERNÀNDEZ
Si algo demostró el Melilla fue el porqué de su crítica situación actual. El Drac Inca acabó dejando en evidencia al equipo de Javier Nieto, que desde un principio, marcó su territorio con un arrollador parcial de 1-11 en los cuatro primeros minutos. El caos en defensa tenía su reflejo en un ataque que echaba mano del monótono manual triplista de Lightfoot para arreglar el desastre (11-11, minuto 7). Al Melilla no le salieron las cuentas y buena muestra de ello fueron sendos tapones con los que Aldama obsequió a Alzamora y a Ezugwu. Por su parte, Drac Inca empezaba a carbura ante la zona de un Melilla que capitulaba ante Stacey y daba total libertad de lanzamiento a un enrachado Lightfoot.
La buena nueva llegó entrado el segundo cuarto. Aldama cedía el cetro bajo los tableros a un recuperado Montañana. Con los melillenses a ligero remolque y en pleno desquiciamiento, el cuadro mallorquín presenció un nuevo espectáculo marca de la casa de un Jackie Espinosa enfadado con la pareja arbitral tras serle señalada su tercera falta en los albores del descanso.
Sada y Washington cortaban la hemorragia (39-40 en el 22*) y daban emoción a un tercer periodo de alternativas. Abós rotaba a sus hombres hasta la saciedad, Aldama perdía hasta una lentilla y el frio aliento del Melilla helaba más si cabe a un Palau en familia. Se respiraba ambiente conformista, casi derrotista. Eso lo notaron los visitantes, que certificaban su progresión (48-52 en el 29*) en cada una de sus acciones.
Stacey volvía a resucitar al equipo (56-54 en el 34*) cuando más lo necesitaba, pero Melilla se resistía a morir. Espinosa añadía un 2+1 a su cuenta a 17 segundos para el final (71-71), pero Urreizti tiraba desde la línea de tiros libres el partido que, esta vez si, daba el pasaporte para el playoff al Drac Inca.
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