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JAIME LÓPEZ Fue de su padre, de quien Manuel «Cuco» Moreno, mallorquín, el «abuelete» del «Top Gym» con sus 31 recién cumplidos y luchando con las dietas para no rebasar la franja entre los 60 y los 63 kilos con los que seguirá manteniendo en el ring la condición de peso superligero, de quien el campeón de España neoprofesional de esa categoría supo que Pedro Carrasco no era sólo el ex de la Jurado y el marido de la desconsolada peluquera.

Pedro Mora, neoprofesional, es decir «amateur», y el único peso pesado de estos escogidos pupilos que entrena el ex-boxeador y preparador cordobés "aunque criado y formado en Madrid" Angel Aranda; el profesional peso «crucero» "con dos kilitos menos que su amigo Pedro" David Quiñonero, dispuesto a seguir la ilustre tradición paterna con los guantes; Juan Amengual, campeón de España neoprofeosional de los gallos... cualquiera de ellos podría ser el sucesor de Perico Fernández, José Manuel Eibar «Urtáin», Pepe Legrá o el llorado Carrasco, aunque aquéllas, las que fueron glorias de los cuadriláteros españoles les quedan a nuestros protagonistas muy lejanos en el recuerdo. Sólo les suenan como nombres ilustres pero arcaicos, siempre en los labios elogiosos de sus forofos padres. «Yo siempre le he oído hablar a mi padre "explica Francisco Javier Gual, «El Canijo»" de Urtáin y Legrá. Sé que fueron grandes boxeadores pero nunca los llegué a ver pelear. Sólo alguna vez he visto reportajes de alguno de sus combates en televisión. Pero mi estilo es muy diferente al suyo. Ellos eran mucho más académicos».

Los verdaderos ejemplos de gladiadores de las doce cuerdas que nuestros campeones intentan imitar poseen un «punch» de tanto dinamismo, poderío y contundencia como el de nuestro medallista de plata olímpico, Rafael Lozano; el del brioso Oscar de la Olla; el exótico de Orlak Bakunesco; o el de Javier Castillejo, flamante campeón del mundo de los «superwelters».

Francisco Javier Gual, mallorquín, de 27 años, al que, con sus apenas 60 kilos de peso superligero le viene ni que pintado el sobrenombre de «El Canijo» con el que le conocen sus compañeros del gimnasio «Top Gym», fue una de las revelaciones de la Velada Internacional de Boxeo celebrada hace dos sábados en la Sala Magna de Pueblo Español con un boxeo ágil, muy técnico, rápido y certero en el puñetazo, que le permitió ganar claramente a los puntos a su contrincante, el croata Slavo Scelinski. «Canijo» que se enfundó por primera vez lo guantes a los 14 años, tardó cuatro en empezar a pelear como «amateur». Desde su debut como profesional, después de 25 lides como aficionado, viene meditando con mucho tiento cuál va a ser su futuro en un deporte muy duro y en el que arriesga su integridad física y meningítica cada vez que se enfunda el calzón de satén.