Magaluf sonreía y Dortmund lloraba. Los seguidores del Liverpool
que se encuentran de vacaciones en Mallorca celebraron en los bares
de Punta Ballena el triunfo del conjunto inglés tras un partido
galáctico; mientras, en el West Falen Stadion los aficionados del
Alavés se resignaban y encajaban con dureza la derrota tras el gol
que marcó el defensa Desio en propia puerta en la segunda parte de
la prórroga.
Magaluf se puso la zamarra del Liverpool para animar a los reds.
Los bares de Punta Ballena se llenaron de seguidores ingleses que
pronto festejaron los dos goles en el primer cuarto de hora, pero
que cambiaron el rostro tras el empate vitoriano en la segunda
mitad. Luego, enorme alegría británica y decepción vitoriana.
El ambiente previo al partido en Dortmund fue extraordinario.
Los hoteles de Dortmund y sus alrededores estaban completamente
llenos y es imposible tomar un tres de cercanías sin encontrarse
con ingleses vestidos de rojo -los colores del Liverpool- o
españoles vestidos de azul -los colores del Alavés.
En la estación central, a mediodía, se encontraron un numeroso
grupo de seguidores de ambos equipos que luego se dirigieron a pie
hacia la Reinaldiplatzt en medio de cánticos y gritos que no
impidieron que ingleses y españoles se abrazaran, conscientes de
que forman parte de la misma fiesta, y se tomaran fotografías
juntos, a veces acompañados por agentes de la policía que aceptaron
posar con ellos. Los seguidores del Liverpool parecían dispuestos a
hacer olvidar que la última vez que su equipo estuvo en una final
europea el partido terminó en una tragedia que todavía pesa como
una sombra espantosa sobre el fútbol europeo. Fue toda una fiesta
del balompié.
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